La grada contigua a la fosa de salto luce repleta, en el Mágico La venezolana sabe que todos la ven, pero le gusta el ruido.
Basta con que Yulimar Rojas levante los brazos para que el estadio entero atienda a su llamado y se ponga de pie. La grada contigua a la fosa de salto luce repleta, en el Mágico La venezolana sabe que todos la ven, pero le gusta el ruido, como si el choque de las palmas le aceleraran el corazón de cara al salto que realizará en los segundos posteriores.
Entonces la atleta se pone seria, y comienza un ritual de movimientos donde ensaya mentalmente lo que hará, y mueve los brazos, amaga con el arranque, hasta que se deja ir y después de los tres saltos de rigor aterriza en la arena. Apenas en el primer salto, la venezolana registró 15.16 metros, marca suficiente para clasificar a los Juegos Olímpicos de París 2024 y de paso imponer un nuevo récord de competencia. Yulimar se levanta y juega con la grada, busca ojos cómplices que le ayuden a superarse a sí misma. La venezolana intentó en sus saltos siguientes hacerlo, pero no hubo suerte. A cuatro intentos fallidos se le sumó uno de 15.06. El oro, sin embargo, ya estaba asegurado.
