Rumiación mental, ese “bucle” de pensamiento que nos atrapa en el ayer

Rumiación mental, ese “bucle” de pensamiento que nos atrapa en el ayer
AGENCIAS / EL TIEMPO

Hay pensamientos que vuelven una y otra vez a la mente, y aunque se trate de olvidarlos porque nos hacen mal, insisten en hacerse presentes y causarnos tristeza, dolor, ansiedad. Son como un círculo vicioso y angustiante del que es muy difícil salir. ¿Por qué nuestra mente se obsesiona de esta manera con un recuerdo, una discusión o una preocupación futura?

Por su parte, el doctor en psicología Fernando García, miembro del equipo de Trastornos de ansiedad y coordinador del equipo de Trastorno obsesivo compulsivo de Fundación Aigle, explicó a Infobae que la rumiación también se denomina pensamiento repetitivo negativo: “Las personas piensan, repiensan y vuelven a pensar consecuencias negativas de alguna cosa que hicieron. Puede referirse al pasado, pero también al futuro, donde no se llama rumiación sino preocupación”, aclaró.

Así, la persona entra en un nivel alto de ansiedad y malestar, y el rumiar no le permite llegar a solucionar un problema o tomar decisiones. La decisión se pospone, lo que deriva en mayor preocupación y mayor rumiación.

Tan importante es este tema que desde hace casi dos décadas se la considera que tiene un papel fundamental en la depresión, señaló García: “Siempre atrás de una depresión hay una pérdida, pero además de la pérdida el sujeto tiene que rumiar, quedarse pensando en eso que ocurrió y volver a pensar y eso es lo que termina consolidando la depresión”.

Por otra parte, Gabriela González Alemán, doctora en genética del comportamiento y fundadora de Brainpoints, señaló: “La vida suele transcurrir entre la rumiación sobre el pasado y la expectativa ansiosa sobre el futuro. Pensamos sobre lo que hicimos o dejamos de hacer y muchas veces nos lamentamos por eso. Así es como nos surgen pensamientos depresivosculpas insatisfacción. También pensamos en lo que vendrá, melancólicos por lo que ya fue y ajenos al disfrute de cada momento de la vida. Los planes, proyectos y esperas toman a menudo nuestra mente atrapándonos en un tiempo que todavía no llegó”.

Siguiendo con este hábito, el problema surge cuando este estilo de afrontamiento se repite frecuentemente y se mantiene en el tiempo.

La doctora Killner señaló que en la rumiación “se vuelve circular y retorna una y otra vez con la misma temática, que es una idea en general dolorosa por algún motivo, que el sujeto no puede resolver, ni olvidar, ni convertir en tan solo un ‘mal recuerdo’. Los temas pueden variar e incluso las circunstancias y la función, si es que la tiene de esos pensamientos”.

La doctora dio un ejemplo: “En el duelo reciente o en el que se hace difícil de elaborar, la rumiación gira muchas veces en relación a la persona perdida, como si esa falta desencadenara un enamoramiento súbito, pero en ese caso tal vez teñido por sentimientos de culpa, por ‘no haber hecho lo suficiente’, o ‘no haber estado en el momento justo’.

Y completó: “En esa rumiación duelante puede desgastarse esa sensación traumática de la pérdida o bien hacerse eterna. Los franceses tienen una expresión muy bella que llaman esprit d’escalier, que es quedarse con rabia por no haber dicho o actuado en el momento preciso, casi siempre en relación a una ofensa o humillación. Esa sensación penosa se articula con cierta imposibilidad de actuar, cuando aún había posibilidad de hacerlo. A ese destiempo entre el acto y el pensamiento se lo podría incluir en el espectro de las rumiaciones”, concluyó Killner.

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