La diputada dijo que la ola de calor incide en varios municipios de la región Carbonífera además del abatimiento de algunos pozos.
Saltillo, MÁS. – Costaría más de 300 millones de pesos rehabilitar y cambiar la red de conducción de agua de cuatro municipios de la Carbonífera, declaró Yolanda Elizondo Maltos, quien consideró que este tipo de obras difícilmente se llevan a cabo porque hay alcaldes que no quieren invertir en obras que no se ven.
Por lo general se culpa a la Conagua de la falta de obras hidráulicas, por lo que se le preguntó sobre los trabajos que hace la Comisión Estatal de Agua y Saneamiento y respondió que sí tiene sus corresponsabilidades en los municipios que integran la Carbonífera.
Explicó que ha propuesto en varias ocasiones algunas mejoras en obras hidráulicas por ejemplo los siete pozos que están localizados en Aura y que abastecen a cuatro municipios de la zona Carbonífera a excepción de Múzquiz, pero los conductos principales de esta tubería de abastecimiento son de asbesto el cual está considerado como contaminante y prohibido por la Organización Mundial de la Salud.
Especificó que la problemática inicia en la necesidad de cambio de estos ductos que cuesta más de 300 millones de pesos, pero, aparte de que no se le ha invertido en muchos años a la red, muchas colonias los municipios de la Carbonífera están teniendo problemas de abasto del vital líquido y se agudiza en esta temporada de calor.
Aseveró que algunas familias con posibilidades consiguen el agua de norias o de pipas.
Apenas el año pasado la Secretaría de Vivienda y Ordenamiento Territorial junto con la CEAS emprendieron un programa de micro-medición del agua potable en Múzquiz mediante la colocación de medidores en alrededor de mil domicilios, la legisladora vertió su opinión.
Sostuvo que no es tiempo de pensar en esas cosas dada la renuencia de la población a someterse a un sistema como este para pagar el agua que consumen, “además de que implicaba el poner medidores en muchas partes de la zona centro en Múzquiz, pero carecían de agua”.
Por lo que concluyó que es un problema administrativo municipal muy viejo que data de los 60 o 70 “y porque los alcaldes no quieren invertir en obra que no se ve; es decir, pocos son los alcaldes que le invierten al cambio de drenaje y tubería, ese es el dilema”.
