Los jóvenes que practican esta conducta tienen sensaciones de ansiedad, angustia y se hieren para sacar el dolor.
La psicóloga María del Carmen Treviño Cavazos, jefa del área de Psicología del Centro de Salud Mental (CESAME), dio a conocer que, aunque no tiene un registro específico de atención a jóvenes por cutting, hay un incremento de este tipo de casos que llegan al centro.
Recientemente en Saltillo se dieron a conocer dos casos de estudiantes que se causan heridas como parte de un reto viral en redes sociales, el miércoles pasado una menor de 12 años fue sorprendida en el baño de la secundaria practicando el cutting en la popular colonia Morelos.
Regular sus emociones. “Se empieza a practicar en la pubertad como una forma de imitar, algunos lo hacen solo una vez para experimentar y no trasciende, mientras que las personas que lo hacen un hábito son aquellas que están teniendo dificultad para regular sus emociones por estar viviendo situaciones más complejas, pueden ser aquellas que son víctimas de agresiones físicas y sexuales, son personas que están sufriendo porque hay dolor emocional en sus vidas por diferentes razones”.
Círculo vicioso. Detalló que quien aprende esta conducta entra en un círculo vicioso, donde vienen sensaciones de ansiedad y de angustia, empiezan a utilizar el cutting para sacar ese dolor emocional a través de un dolor físico.
“Esta práctica puede llegar a ser adictiva a pesar de los sentimientos de culpa que pueda sentir quien lo realiza”. Por otra parte, están los jóvenes que se involucran en este tipo de acciones por retos virales, pero al final de cuentas están vulnerables emocionalmente, empiezan en la pubertad, se va manejando en la adolescencia y algunas personas cuando son adultos jóvenes lo siguen practicando.“Lo hacen a escondidas, a veces sus compañeros si saben y los papás no. Se cortan en lugares medio visibles, las muñecas o partes de los brazos y otros se lo realiza en otras partes del cuerpo que impide a quienes están a su alrededor que se den cuenta del problema”. Los adolescentes inmiscuidos en esta nociva práctica no necesariamente llegan al suicidio, solamente es una forma errónea de regular emociones, pero no quiere decir que a lo largo de su vida y en determinado momento no pueda tomar la fatal decisión.
Un significado. La especialista agregó que para ciertas personas es significativo verse esas marcas.“Yo recuerdo una paciente adolescente me enseñó su brazo y estaba escrito con trazos “nadie me quiere”, tenía toda la escritura, para ella tenía un significado, para otros esas marcas pueden representar una figura simbólica”.Enfatizó que debido a que esta práctica la realizan los pubertos, se debe trabajar con el sistema familiar para tener más fortaleza en esa red de apoyo, es importante el manejo de reglas, límites y todo lo que tenga que ver con la disciplina. Que el niño crezca con rutinas y responsabilidades adecuadas a su edad.“Si hay un buen ambiente familiar, los hijos crecerán más sanos física, emocional y mentalmente. Si no vienen desde pequeños con este soporte.
