Ante las necesidades de otros, hay quienes ven esto como una gran oportunidad, pues solo con contar con poco presupuesto pueden comenzar un pequeño negocio.
En la actualidad, muchas personas se han convertido en prestamistas, esto se debe a que pueden obtener ganancias gracias a las comisiones que ponen a sus clientes, sin embargo, hay muchos que se suelen aprovechar de las necesidades de las personas, cobrando más de lo debido, pero también hay quienes brindan las facilidades de pago adecuadas, pero la realidad de este tipo de negocios es que nadie los regula y se corren diversos riesgos.
Entre casas de empeño y financieras, son algunas de las alternativas para los ciudadanos que requieren dinero de manera rápida, sin embargo, se suelen tomar un sinfín de trabas y en ocasiones no logran conseguir el efectivo deseado, por lo que muchos recurren a otras opciones un poco menos formales, es decir, que en la localidad se corren rumores de diversas personas que suelen prestar su dinero sin tantos requisitos. Estas dos dependencias no siempre solucionan las necesidades de las personas, pues al requerir procesos más formales, no siempre se logra obtener lo esperado.
Pros y contras. Ante las necesidades de otros, hay quienes ven esto como una gran oportunidad, pues solo con contar con poco presupuesto pueden comenzar un pequeño negocio que les ayudará a ir incrementando su dinero gracias a las comisiones, pues Mariana García, una prestamista local, aseguró que ella comenzó prestando a un familiar 2 mil pesos, pero al tardarse más de lo estimado en regresar ese dinero, esa persona decidió pagarle con comisión para compensar la falta, por lo que se le ocurrió seguir realizando esta labor con más personas cercanas, hasta poder tener una solvencia económica mayor, pero, sin duda, esto también puede implicar un gran riesgo para quien presta el dinero, pues al no ser una empresa formal, hay quienes no toman en serio el préstamo y deciden no regresar el dinero completo o incumplir con las comisiones, haciendo perder dinero y tiempo a quien presta el dinero. Por lo general se suele pedir del 5 al 15 por ciento de comisión.
Desventajas. Por otra parte, también hay quienes se suelen aprovechar de las necesidades de las personas, pues ciudadanos de manera anónima, han asegurado que en ocasiones recurren a este tipo de préstamos para poder salir de una emergencia familiar o de salud, sin embargo, hay prestamistas que piden más de la comisión normal, es decir, que prácticamente obligan a las personas a pagar hasta el 30% de comisión aunque el tiempo no esté vencido, pero a quienes solicitan el préstamo, no les queda más que aceptar, ya que, mayormente en las casas financieras formales piden más requisitos para poder otorgar un crédito y probablemente muchos no cumplan con esto.
Regulación. El punto de esta situación es que en realidad no se cuenta con alguna entidad oficial que regule las labores de prestamistas informales, pues, aunque muchos se respalden con recibos realizados por ellos mismos, esto no asegura que ambas partes vayan a cumplir con todo lo que implica un préstamo, es decir, que aunque esto pueda beneficiar al prestamista en cuestión de incrementar su solvencia económica o a su cliente con la finalidad de facilitar su situación económica, no siempre todo sale bien y puede haber perjuicios para ambas partes involucradas.
Tanto prestar dinero es una gran responsabilidad personal, como solicitar un préstamo es un gran compromiso, por lo que ante de realizar este tipo de negocios se debe tener una certeza de que ambos cumplirán, pues hay prestamistas con experiencia que recomiendan que no se haga el préstamo solo por medio de palabras, pues de esta manera no habrá ningún respaldo de que el proceso de crédito culminará de manera correcta.
