Además de defender la colmena, las abejas obreras liberan una feromona que puede alertar a otros e incitarlos a atacar a su depredador.
Las abejas melíferas (Apis mellifera) emplean diversos métodos para protegerse de posibles ataques de otros seres vivos. Su coloración con franjas anaranjadas y negras alerta a los depredadores sobre el riesgo de su picadura dolorosa, evitando que se acerquen a la colmena. Además, pueden sellar la entrada de la colmena con propóleo, una mezcla de cera y resinas, dejando un pequeño hueco como único punto de acceso vigilado por las abejas obreras.
No obstante, según el Animal Diversity Web (ADW), una base de datos en línea sobre historia natural animal de la Universidad de Michigan (EE UU), existe un método de defensa que resulta letal para el insecto.
Por qué las abejas mueren después de picar
En el caso de las abejas obreras, su aguijón tiene una púa fuerte con glándulas venenosas que se separa de su cuerpo al picar, quedando incrustada en su objetivo. El desprendimiento del aguijón causa la muerte de la abeja, pero resulta en una picadura más dolorosa y sirve para disuadir al depredador de acercarse nuevamente a su miel.
¿Sabías que cuando la abeja obrera pica a su depredador, libera una feromona de alarma que alerta al resto de su equipo para que también piquen? El primer impacto señala al sujeto a ser picado por las demás. Una sola picadura duele pero no es peligrosa, a menos que la persona o animal afectado sea alérgico al veneno. Para que la vida corra peligro, se necesitan ¡20 picaduras por kilogramo de peso corporal!
