La celebración no solo fue un acto litúrgico, sino también una oportunidad para reflexionar sobre la situación de ilegales.
En honor al Día Mundial del Migrante y del Refugiado, se llevó a cabo una emotiva misa en la Casa del Migrante Frontera Digna, presidida por Monseñor José Guadalupe Valdés, cariñosamente conocido como el Padre Pepe.
Durante la ceremonia, Monseñor Valdés resaltó la trascendencia de este día a nivel global, subrayando que no solo Piedras Negras, siendo una ciudad fronteriza, se solidariza y reza por los migrantes, sino que la Iglesia en su conjunto se une para expresar apoyo a aquellos que han emprendido la búsqueda de una vida mejor lejos de sus lugares de origen.
Refugio. "Estamos orando por ellos y estamos apoyándolos en todo lo que sea de nuestras posibilidades", expresó el Padre Pepe. Aunque el flujo migratorio en Piedras Negras mantiene su constancia, Monseñor Valdés destacó que la ciudad se ha convertido en un refugio seguro y acogedor para los migrantes, captando así mayor atención en la región.
Ocupación. La Casa del Migrante Frontera Digna ha experimentado un aumento en la ocupación, reflejando la cruda realidad de aquellos que, por diversas razones, se ven forzados a dejar sus hogares. Monseñor Valdés hizo hincapié en la necesidad de mantener una actitud compasiva hacia los migrantes, reconociendo que muchos de ellos enfrentan peligros de vida y condiciones de extrema pobreza en sus lugares de origen. La celebración no solo fue un acto litúrgico, sino también una oportunidad para reflexionar sobre la situación de los migrantes y refugiados, fomentando la empatía y la solidaridad en la comunidad. En una conmovedora conversación, el Padre Pepe compartió las profundas reflexiones de un migrante, quien le expresó las razones detrás de su decisión de dejar su lugar de origen para reunirse con su familia en busca de un futuro mejor. "Me dijo, Mire padre, el morir allá juntos es bueno, el morir aquí juntos también es bueno, lo importante es que estemos juntos. Si yo los dejo allá, van a morir de hambre; si yo me los traigo para acá, tenemos más posibilidades de abrirnos camino", relató el Padre Pepe.
Este testimonio destaca la cruda realidad de la migración forzada, donde muchas personas se ven obligadas a dejar sus hogares en busca de condiciones más seguras y oportunidades para sus familias. Respecto a la actitud de la comunidad hacia los migrantes, el Padre Pepe señaló que, aunque ha habido un cambio positivo en general, persisten opiniones diversas. A pesar de algunas preocupaciones sobre la competencia laboral en espera de poder realizarlo.
