¿Puede un remake de un remake, que a su vez se inspiró en otro remake, resultar exitoso? Dejamos esa cuestión a tu consideración
El western es uno de los géneros más antiguos y venerados en la historia del cine, famoso por ofrecer narrativas cautivadoras que han cautivado a la audiencia durante más de cinco décadas. Sin embargo, hubo un remake en 2016 que surgió de la inspiración de otro remake y que no solo generó controversia, sino que sorprendió magistralmente. Dirigida por Antoine Fuqua, esta película nos transporta a 1879, cuando el corrupto ladrón e industrialista minero Bartholomew Bogue, interpretado por Peter Sarsgaard, toma el control de la ciudad fronteriza estadounidense de Rose Creek y esclaviza a sus habitantes en las minas de oro.
En vista de la amenaza que enfrenta el pueblo, sus desesperados residentes buscan ayuda en un cazador de recompensas que recluta a un grupo de mercenarios para protegerlos. Juntos, se preparan para un enfrentamiento épico que culmina en un clímax explosivo. Sin embargo, más allá de la trama, lo que desencadenó una ola de críticas y controversia en esta narrativa fue el hecho de que "Los siete magníficos" ya habían existido en el cine en la década de 1970, con una película protagonizada por Yul Brynner, Steve McQueen y Charles Bronson, que a su vez se inspiró en "Los siete samuráis" del legendario director Akira Kurosawa.
Kurosawa, reconocido como una de las mentes maestras del cine japonés, presentó una historia revolucionaria para su época, destacando con diálogos, fotografía y secuencias maravillosas. Por ello, aunque la trama de cada adaptación suele seguir siendo casi idéntica en cada versión, la comparación con el clásico y original mito de los siete guerreros es inevitable.
Centrándonos en "Los siete magníficos" de 2016, aunque el resultado es una película de acción sólida con líneas memorables, muchos personajes quedan como meras sombras de sí mismos, a menudo rozando los clichés, según señalan las críticas. La película puede disfrutarse en Prime Video.
