Sin importar las inclemencias del tiempo, Moisés Aguilón emprende su batalla diaria en la zona céntrica de la ciudad. A pesar de su discapacidad física, se embarca en su silla de ruedas cargando una caja de cartón repleta de playeras que espera vender. Su objetivo va más allá de ganar un poco de dinero; se trata de llevar el sustento a su hogar y costear su tratamiento médico, una necesidad ineludible debido a su enfermedad.
Sin darse cuenta y sin tomar las precauciones necesarias, Moisés contrajo diabetes, una enfermedad que lo llevó a perder su pierna izquierda hace siete años. Además, tras una desafortunada caída, sufrió una fractura de cadera que lo dejó confinado a su silla de ruedas de por vida. En la actualidad, a sus 58 años, enfrenta esta dura realidad con valentía.
Diagnóstico tardío. "Dicen que cuando te llega, no te das cuenta, y así me pasó a mí porque me enfermé y no supe en qué momento empeoré. Como no me cuidé, terminé en esta situación", relata Moisés. En su juventud, se dedicó a una variedad de oficios, como la albañilería, ser vocero y taxista, entre otros trabajos que lo mantenían ocupado y le permitían descansar poco. Sin embargo, su vida dio un giro radical y tuvo que abandonar la forma en que solía vivir.
Lucha por sobrevivir. A pesar de las adversidades, Moisés se niega a rendirse. Día tras día, recorre las calles del centro de la ciudad ofreciendo playeras a 80 pesos cada una, y en ocasiones, hace ofertas de 2 por 100 pesos. Sus productos los obtiene con la ayuda de un hermano que le ofrece mercancía a un precio reducido para que pueda obtener algo de ganancia. Aun así, Moisés admite que apenas logra obtener entre 20 y 30 pesos de ganancia por cada venta. Con tristeza, comenta: "No me compran porque todos me dicen que están igual y no traen dinero".
Moisés atribuye esta dificultad a la crisis que afecta a la industria siderúrgica, que ha afectado a muchos de sus antiguos clientes seguros.
