Michael Jordan deja los Charlotte Hornets. Tras 13 temporadas al frente de la franquicia de Carolina del Norte, el considerado mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos ha decidido dar un paso a un lado y ha aceptado la oferta realizada por Gabe Plotkin y Rick Schnall por 3.000 millones de dólares, 2.800 millones más de lo que el mítico 'Air' pagó en su día por una franquicia que en estas 13 temporadas no ha pasado nunca de la primera ronda de los playoffs.
La salida de Jordan, más allá del impacto económico en las arcas del '23' cuya fortuna supera ya los 4.000 millones de dólares, supone que la NBA ya no tendrá ningún negro como propietario mayoritario de ninguna franquicia. Es más, el exjugador de los Chicago Bulls era el único propietario negro en las grandes ligas estadounidenses, dejando al descubierto una barrera racial que sigue siendo infranqueable.
En las cinco ligas estadounidenses (NBA, NFL, MLB, NHL y MLS) no hay ningún accionista mayoritario de ninguna franquicia que sea negro. Sólo Michael Jordan, quesucedió a Robert Johnson al frente del equipo de Charlotte después de que éste se convirtiera en el primer propietario negro en la historia de la mejor liga de baloncesto del mundo. Una liga con mayoría de jugadores negros, pero que en los despachos no encuentra esa misma representación.
Es cierto que hay exjugadores como Dwyane Wade o Magic Johnson que sí son accionistas de algunas franquicias de la liga, pero no tienen la mayoría del paquete accionarial y que por tanto no están en la Junta de propietarios de la liga, donde en la próxima reunión ya no habrá representación afroamericana.
Un caso en la MLS
Más sangrante es la diferencia en la NFL, donde nunca ha habido un propietario de color a pesar de que la mayoría de los jugadores son afroamericanos. Lo mismo sucede en la MLB y en la NHL, donde nunca ha habido un propietario negro. Sí lo hubo en la MLS. Concretamente en los DC United, con la entrada de Victor MacFarlane como cabeza del grupo Westlake. Sin embargo, su aventura terminó en 2009, cuando vendió su participación a Will Chang, que se convirtió en el primer propietario asiático de la MLS.
