Al ser arrastrados por sus padres hasta aquí y padecer hambre fríos y toda clase de situaciones en el camino.
En la búsqueda del anhelado sueño americano, ya sea por necesidad económica o por huir de alguna situación en su país, las familias que viajan con niños y adolescentes son las que mayores dificultades presentan debido a que deben buscar el bienestar y la comodidad para ellos, muchas veces alargando la estancia en algún sitio para que no hagan un esfuerzo mayor al que su mente y estado físico tiene capacidad.
Miguel Ángel Rodríguez, director del albergue del Ejército de Salvación, indicó que la situación de los menores en realidad es muy compleja, pues vienen arrastrando una variedad de secuelas desde que entran al país, y más el hecho de poderlos distraer y ocupar durante su trayecto, más cuando no es solo uno sino varios, lo cual no es fácil.
Vulnerabilidad. Indicó que muchos de ellos llegan con cansancio extremo, fastidiados de lo que han vivido, lo cual comienzan a externar a través de la rebeldía, violencia y frustración, lo cual es notable porque la mayoría tiende a dormir, se resguardan a través del sueño durante el día y la noche, lo que es notorio sobre todo en menores desde los 12 hasta los 14 años y adolescentes de 16 y 17 años, lo cual es un reflejo de que algo no anda bien con ellos por lo que su busca descartar cualquier problemática física y mental con el apoyo del equipo de Médicos sin Frontera, quienes acuden los martes a realizarles revisiones.
Desprotegidos. En cuanto a la vulnerabilidad, el mayor Rodríguez detalló que los más afectados son los adolescentes, quienes tienen que lidiar con su etapa compleja de cambios mentales y físicos y aunado a ello le suman el cambio en su lugar de origen, el viajar a un lugar desconocido, no tener donde dormir o comer bien durante días, al final terminan por romperse y entran en una desesperación, sobre todo porque se sienten desprotegidos, aunque viajen con sus padres, el cambio les genera una preocupación y vulnerabilidad hacia su persona y hacia su entorno, pues no están en su país y se encuentran aislados dentro de algún albergue. Asimismo, destacó que la percepción de las autoridades se vuelve más sensible cuando las familias viajan con niños y adolescentes, por lo que considera que es necesario que se tome una mayor protección hacia ellos, pues se han topado con situaciones difíciles más lo que vienen arrastrando de su país.
