Cada 15 días, Melissa se instala en su cabina en el Coloso de Santa Úrsula.
En el momento más oscuro de su vida, Melissa Rivas descubrió una luz en tonos celestes. Como si se tratara de una genialidad del destino, llegó a La Máquina y encontró felicidad por acompañar con su voz los partidos del equipo cementero como local. La ilusión volvió al rostro de la joven de 22 años
Cada 15 días, Melissa se instala en su cabina en el Coloso de Santa Úrsula. Hoy, atesora la oportunidad de pertenecer a un equipo grande. El camino no le ha sido fácil. Ha tenido que soportar comentarios misóginos, denigrantes y de menosprecio a su trabajo. Pero ella es inquebrantable, se ha sobrepuesto a las palabras hirientes que ha recibido. Aquí, su historia.
“Me había apagado, y en enero de 2021 mi directora de la universidad me llamó y me dijo: ‘están buscando gente en Cruz Azul‘. Tenía que concursar con una nota de voz diciendo tres menciones, tres jugadores y un gol. En cuanto me enteré que era para ser la voz del estadio Azteca, yo, la verdad, sí quería”, comentó Rivas al Diario de los Deportistas.
