Cuba se impuso en los dos primeros juegos sin demasiados contratiempos.
En el vertiginoso ritmo del tenis de mesa, la grada de El Polvorín pasó de gritar “Cuba, Cuba” a escuchar el “cielito lindo”. El equipo mixto mexicano, conformado por Yadira Silva y Marcos Madrid, tenía prácticamente perdida la final ante Cuba, pero una reacción bravía les permitió ganar un oro memorable, en un quinto partido que extendió el drama hasta el final.
Fueron dos momentos distintos. Cuba se impuso en los dos primeros juegos sin demasiados contratiempos. Un auténtico paseo que hizo pensar al graderío que todo estaba definido, pero llegó la reacción.
Marcos Madrid y Yadira Silva sacaron la experiencia olímpica y se llevaron el tercer set con marcador de 11-4. La contundencia con la que vencieron hacía pensar que no solo se trataba de un exceso de confianza de Cuba, sino que los mexicanos de alguna forma encontraron el camino.
Cuba no quedó conforme y ofreció resistencia en el cuarto periodo. Incluso llegó a tener una ventaja de cuatro puntos que cerca estuvieron de darles el campeonato, pero México resistió. Y tras una serie de puntos dramáticos, donde las volteretas fueron la constante, empató las acciones.
El golpe fue durísimo para Cuba. De verse campeones de pronto tenían todo en contra. En su cara estaba el desconcierto. Madrid y Silva tomaron una ventaja cómoda, de siete puntos, imposible para cualquier intento de reacción
