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Los rostros del sismo: Afganistán busca su recuperación

Los rostros del sismo: Afganistán busca su recuperación
AGENCIAS / EL TIEMPO
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Desde el sábado 7 de octubre, la provincia de Herat, en el oeste de Afganistán, se ha visto sacudida por tres fuertes terremotos e innumerables réplicas de diversa intensidad.

En el Hospital Regional de Herat, donde desde Médicos Sin Fronteras (MSF) realizamos actividades regulares en el departamento de pediatría, desde MSF donamos kits para víctimas en masa y montamos 10 tiendas de campaña en el recinto hospitalario para alojar a las personas heridas y a sus cuidadores.

En los primeros días, atendimos aproximadamente a 540 personas heridas en el hospital, a 126 más tras el terremoto del miércoles 11 de octubre, y 167 después del terremoto del domingo 15 de octubre. Las autoridades estiman el número de muertes en unas 2 mil, pero las cifras aún no están claras.

La mayoría de los pacientes tienen lesiones leves a moderadas y el apoyo a la salud mental sigue siendo una necesidad primaria. Muchas personas han perdido a familiares, sus hogares y posesiones y, en ocasiones, se encuentran entre los últimos sobrevivientes de su pueblo. Nuestros equipos han estado visitando algunas de las zonas más afectadas fuera de la ciudad para evaluar las necesidades médicas, incluyendo el distrito de Zinda Jan.

A continuación, te compartimos algunas de las historias de personas que sobrevivieron a los terremotos.

Rabieh Jamali, 37 años

El pueblo de Seya Hab, distrito de Zinda Jan, de Rabieh Jamali, quedó destruida por el terremoto. Permanece en el recinto hospitalario con su padre, Gul Mohamed, y otros miembros de su familia que sobrevivieron. Rabieh sufrió heridas en la pierna, la cabeza y la espalda. La familia lleva cinco días en el hospital y a pesar de haber recibido el alta, han optado por quedarse en las tiendas de campaña.

Cuando se produjo el primer terremoto, acabábamos de almorzar y mi esposo y mi hija habían salido. Fue entonces cuando escuchamos un fuerte ruido, sentimos un temblor y todo se volvió negro. Me desperté con gente quitando ladrillos de mi cuerpo y del resto de mi familia. En ese momento había seis personas en la habitación; mi hija de tres años murió.

Me llevaron en helicóptero desde el pueblo a un hospital militar donde pasamos una noche antes de que nos trajeran aquí [Hospital Regional de Herat]. Mi hijo Amaleh, de siete años, no se encuentra en buenas condiciones y estoy preocupada por él. Ha sido internado en una de estas salas y mi padre va a verlo. Perdió la mayor parte de sus dientes, tiene la nariz rota y la cabeza gravemente herida.

El hospital nos ha dicho que nos vayamos a casa, pero ¿a dónde volvemos? Ahora no tenemos nada. Todas las casas de nuestro pueblo quedaron destruidas. La gente ha estado viniendo a estas tiendas y nos dieron tazas, termos y mantas. Pero necesitamos una tienda de campaña o una casa.

Hasan Mirzaie, 28 años

Hassan Mirzai y su esposa, Shamaeil, de 25 años, proceden del pueblo de Naieb Rafi, en el distrito de Zinda Jan. Están en la tienda del hospital con su hija de dos años y la madre de Hassan. Hassan estaba en su trabajo cuando se produjo el terremoto del 7 de octubre, que destruyó su casa. Shamaeil resultó herida cuando la pared de la casa se derrumbó sobre ella, rompiéndole la pierna y lastimándole la espalda. Estaba embarazada y debía dar a luz pronto, pero perdió al bebé.

Shamaeil: Mi hija quedó cubierta por los escombros, pero afortunadamente no resultó herida. Los dos estábamos atrapadas. Cuando nos sacaron de entre los escombros, yo estaba sangrando y perdí el conocimiento. Me dijeron que nos trajeron aquí en helicóptero.

Cuando recuperé el conocimiento, me encontré en la sala de maternidad. Intenté recordar lo que había sucedido. Al principio pensé que sólo mi casa había sido dañada, pero luego mi madre y algunos familiares me dijeron que todo el pueblo había sido arrasado. Entonces también supe que había perdido a mi bebé.

En el terremoto murieron muchas personas: mi tío, mi sobrino, vecinos y tantos familiares que no puedo ni empezar a contar. También perdimos nuestro ganado.

Hassan: Cuando llegó el helicóptero, se llevó a mi esposa y a mi hija, y yo llegué más tarde en ambulancia. Descubrí que las habían traído a esta tienda. No nos han dicho cuándo podrá salir del hospital, pero de todos modos no tenemos un hogar al que regresar.

De momento, mi esposa duerme en la carpa con un miembro de la familia y mi hija pequeña, y yo duermo afuera.

Necesitamos mantas, alfombras, una tienda de campaña y una casa. Con la llegada del invierno, necesitaremos gas o una estufa para calentar nuestra casa y mantenerla segura y cálida.

Farhah Din Malik

Farhah Din estaba trabajando en Irán cuando recibió la noticia del terremoto a través de su hermano, e inmediatamente se puso en camino para estar con su familia. El viaje le llevó dos días. Ahora está en la tienda de MSF con su hermana de 12 años, su esposa Madina, la esposa de su hermano y otro familiar.

Llegué aquí ayer [miércoles 10 de octubre] y estoy atendiendo a cuatro pacientes. He estado trabajando en Irán durante los últimos nueve meses como guardia. El sábado 7 de octubre, acababa de despertarme después de mi turno nocturno y me estaba lavando antes de la oración cuando recibí una llamada telefónica de mi hermano.

Estaba llorando, me decía que volviera a casa porque habíamos perdido a muchos miembros de nuestra familia. Cuando le pregunté quiénes eran, empezó a contar: mi madre, mi hija de nueve meses, mi hermana, su hija de tres años. Me dijo que todo el pueblo se había derrumbado. “Por favor, corre”, dijo. Comencé a llorar.

Me puse a buscar un taxi que me llevara a Teherán donde tomaría un autobús a Afganistán. Tardé dos días en llegar. Llegué sobre las 11 de la noche y me dirigí directamente al pueblo. No encontré nada más que escombros. Pasé la noche allí y llegué al hospital a la mañana siguiente.

Cuando llegué al hospital, fui al mostrador de registro y les dije el nombre de mi familia. Encontré a mi hermano, nos abrazamos y lloramos. Luego vine a ver a mi esposa y a mi hermana.

Madina*: Estábamos en la casa cuando ocurrió el terremoto. El techo se cayó y quedamos enterrados. Mi bebé de nueve meses estaba en su cuna en el dormitorio y murió bajo los escombros.

Tengo puntos en la cabeza y dolor en la espalda. Nos trajeron aquí en helicóptero. Hoy los médicos tomaron mi nombre y dijeron que querían darme el alta, pero no sé adónde.

Lo que más necesitamos ahora es un hogar. El invierno es muy frío en nuestro pueblo y una tienda de campaña no nos servirá de nada.

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