Según un estudio irlandés publicado en la revista Pediatric Allergy and Immunology, los cuidadores de niños con alergias alimentarias a menudo prefieren enseñarles a usar un autoinyector de adrenalina para la anafilaxia aproximadamente 2 años antes de lo recomendado.
En las guías clínicas se recomienda comenzar la transición del manejo de la anafilaxia de los padres al niño en la adolescencia temprana, entre los 11 y 13 años, dependiendo del desarrollo del niño.
Los investigadores realizaron encuestas a 123 cuidadores de pacientes pediátricos con alergia alimentaria mediada por inmunoglobulina E (IgE) a quienes les recetaron un autoinyector de adrenalina. Se preguntó a los cuidadores cuándo consideraban apropiado comenzar a enseñar a su hijo a reconocer la anafilaxia y a utilizar su autoinyector.
La mayoría de los cuidadores, el 61,0 %, consideró apropiado enseñar el uso de autoinyectores de adrenalina a niños de 11 años o menos. Un 44,7 % indicó que la edad adecuada era entre los 9 y los 11 años.
Cuando se les preguntó sobre los factores que influyen en la preparación de un niño para recibir educación sobre el reconocimiento y el autotratamiento de la anafilaxia, los cuidadores citaron como "muy importantes" los antecedentes de anafilaxia grave (94,3 %), la capacidad del niño para describir los motivos para inyectarse adrenalina (87,8 %), los antecedentes de más de una reacción anafiláctica (86,2 %) y la capacidad del niño para demostrar el uso de autoinyectores (82,1 %).
Los cuidadores creían con mayor frecuencia que las enfermeras de las clínicas de alergias pediátricas (37,4 %) o los especialistas en alergias pediátricas (30,9 %) eran los responsables de enseñar a sus hijos a usar un autoinyector. Pero más de una cuarta parte (27,6 %) indicó que ellos mismos eran responsables. Los cuidadores con ingresos más altos o educación de posgrado creían más frecuentemente que eran responsables de enseñar este uso.
Aunque la mayoría de los cuidadores habían recibido formación para el uso de un autoinyector de adrenalina (89,3 %), muchos informaron que “no tenían confianza” (8,9 %) o solo “algo de confianza” (40,7 %) al enseñar a su hijo a usar uno.
