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López Tarso y Luis Buñuel, la enemistad que se convirtió en entrañable amistad

López Tarso y Luis Buñuel, la enemistad que se convirtió en entrañable amistad
Redaccion/El Tiempo de Monclova
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Don Ignacio López Tarso no sólo tuvo una vida longeva, sino una carrera prolífica que se legitimó a lo largo de 75 años de carrera, a través de los cuales trabajó con un sinfín de personalidades claves en el mundo del cine, como es el caso de nada más y nada menos que Luis Buñuel, el cineasta español con quien, en principio, no llevó una buena relación, pero con el tiempo dejaron atrás las asperezas y emprendieron una muy buena amistad.

Matilde Obregón revivió en su canal de YouTube una entrevista que realizó al primer actor hace unos meses, antes de que cumpliera sus 98 años, en la que don Ignacio contó algunos de los momentos más entrañables de su vida personal y profesional ya que, desde que era muy joven y obtuvo sus primeras oportunidades, trabajó con grandes cineastas, así como con actrices y actores inolvidables dentro del cine mexicano. 

Entre una de las anécdotas que vivió a lo largo de 75 años como actor, López Tarso no dejó pasar desapercibida la relación amor-odio que existió entre él y Luis Buñuel, quien pasó una larga temporada en nuestro país realizando algunas de sus películas más importantes; una de ellas fue “Nazarín”, de 1959, en la que el español le dio la oportunidad a don Ignacio de participar en un pequeño papel dentro de la cinta, sin embargo, casi se queda fuera de la película, ¿qué pasó? 

El actor confió a la periodista mexicana que, en realidad, Buñuel sabía muy poco de su carrera como actor y si se ganó ese papel fue gracias a que terceros intercedieron por él; uno de ellos fue Gabriel Figueroa, un importante director de fotografía de la “época de oro”. 

López Tarso recordó que para filmar sus escenas en “Nazarín” viajó a la ciudad de Cuautla. Al llegar al hotel donde se hospedaba la producción, el actor fue directamente a su habitación, cuando recibió una llamada de la recepción donde le indicaban que Luis Buñuel, en compañía de Figueroa, lo esperaba en el restaurante para cenar.

Sin embargo, el actor se llevó una sorpresa al reunirse con los cineastas ya que, aunque tenía una gran amistad con Figueroa, eso no impidió que su impuntualidad dejara una muy mala impresión en Buñuel que, sin tapujos, le sugirió que con la actitud que tenía no le gustaría que participara en la cinta.

“Llegó al restaurante y me dirijo a la mesa, todavía no llegó y se para Buñuel y me dice: ´-¡Pero cómo cree usted que puede hacer el papel que le he pedido…!´, esto delante de todo el mundo cenando, me quedé de una pieza y aquel gritándome”, recordó entre risas.

Sin embargo, Figueroa trató de intermediar por el actor, asegurando que esperara al día siguiente para evaluar al actor durante el llamado, asegurándole que tenía la experiencia y el talento para sacar adelante el papel y aunque Buñuel asintió ya no quiso cenar con López Tarso.

“Me fui a mi cuarto, pedí allá de cenar y a la mañana siguiente, me levanté muy temprano y a la hora del llamado ahí estoy, antes que todos, allá en la filmación junto a Gabriel Figueroa en la cámara y llega Buñuel, me ve desde lejos, me empieza a revisar de cabeza a pie”, detalló.

Su próximo encuentro sucedió por el director y guionista Álvaro Custodio, un amigo en común, quien los invitó ambos a comer a su casa. En principio, el actor mostró resistencia, pues sabía que no era santo de la devoción del cineasta español, pero finalmente aceptó. 

Durante el encuentro, López Tarso relató que Buñuel no le hizo mucho caso, hasta que “los Martini” salieron a colación, la bebida favorita del español, la cual don Ignacio sabía preparar muy bien. De esa manera, comenzó un debate acerca de quién era el mejor preparando dicha bebida, a base de ginebra, por lo que el actor se esmeró en hacer su mejor trago.

Álvaro Custodio fue el elegido para decidir entre la mejor preparación; la de López Tarso y la de Buñuel, decidiéndose por la del actor.  

Pero su amistad no sé legitimó hasta que, en una ocasión, el director español se dio cita fuera del “teatro Blanquita”, mientras Tarso aprendía a sacar fuego para interpretar a su personaje en una película, pues no le permitieron que dichas escenas las llevara a cabo un extra.

Don Ignacio aprendió por las lecciones que tomó con un auténtico tragafuego:

“Estaba yo haciendo esas bocanadas de humo y entonces me ponía yo a echar eso, se formaban muchachos a ver, y yo en el centro con la llamarada y volteaba para otro lado y otra llamarada, ahí estoy echando y ya cuando volteó… Buñuel ahí parado entre los muchachos viéndome”, el actor indicó que el director fue especialmente para atestiguar su hazaña, por lo que se abrazaron y comenzaron a escribir la historia de su amistad.

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