Los días en los que cambiar la pantalla del teléfono supone cambiar también la batería y gastarse un dineral podrían estar próximos a su fin. El menos en territorio europeo, donde el parlamento de la UE acaba de aprobar una ley que obligará a los fabricantes a diseñar productos cuyas baterías puedan ser reemplazadas por el propio usuario.
En realidad el cambio no es tan difícil. Hace apenas 10 años muchos móviles tenían baterías reemplazables simplemente retirando la tapa trasera del terminal, pero los fabricantes, con Apple a la cabeza (cómo casi siempre cuando se trata de malas ideas) comenzaron a introducir baterías sujetas con pegamento para rascar algunos milímetros de grosor al diseño exterior del terminal... y de paso llenarse los bolsillos en los servicios técnicos oficiales.
El caso es que la UE quiere limitar esa práctica, y para ello ha introducido una normativa específica que las baterías deben ser accesibles y reemplazables con mayor facilidad. De hecho el texto prohíbe específicamente el uso de pegamento para sujetar las baterías en el interior de dispositivos electrónicos. La medida sigue a la reciente normativa que exige cinco años en actualizaciones de seguridad.
Aparte de esa medida, la ley impulsa otras medidas en materia de sostenibilidad y reciclaje. Todas las baterías de más de 2KWh que se muevan en territorio de la UE deberán llevar un nuevo pasaporte y declarar su huella de carbono. Esta medida afecta especialmente a dispositivos como los patinetes o coches eléctricos. Asímismo se establecen niveles mínimos para reciclaje de sustancias provenientes de las baterías, y níveles mínimos que las baterías nuevas deberán llevar de esas sustancias recicladas (Un 16% de cobalto, un 85% de plomo, o un 6% de níquel y litio).
