Añadir el azúcar simple D-manosa a las proantocianidinas no parece prevenir las infecciones urinarias ni la bacteriuria asintomática en el periodo inicial tras el trasplante de riñón. Este estudio fue realizado por investigadores españoles y se ha publicado en línea en la revista Nefrología.
A pesar de su eficacia en la prevención de las infecciones urinarias en pacientes no sometidos a trasplante, la D-manosa añadida a las proantocianidinas no es protectora en los primeros meses tras el trasplante de riñón.
Se trató de un ensayo piloto, aleatorizado, a doble ciego, con grupos de estudio paralelos, en el que se comparó la eficacia de la D-manosa diaria de liberación prolongada más proantocianidinas frente a las proantocianidinas solas administradas para tratar las infecciones urinarias o la bacteriuria asintomática durante los 3 primeros meses tras el trasplante de riñón. A continuación, se realizó un seguimiento de los participantes durante otros 3 meses.
En total, se incluyeron 60 pacientes tratados con trasplante renal y se aleatorizaron al grupo de proantocianidinas solas (control) o al de proantocianidinas más D-manosa (experimental). En toda la cohorte, se produjeron 94 episodios de infecciones urinarias y bacteriuria asintomática al año. Las cifras totales fueron similares entre los grupos en cuanto a episodios, mediana del tiempo transcurrido hasta el primer episodio y frecuencia del tipo de cultivo de las bacterias aisladas.
Además, la incidencia de infecciones urinarias y bacteriuria asintomática fue similar en cada uno de los periodos, aunque, como era de esperar, las infecciones urinarias fueron más frecuentes en los 3 primeros meses (periodos 1 y 2) en comparación con los 3 meses siguientes (periodo 3; mediana de episodios de infecciones urinarias, 1 frente a 0). Los pacientes con complicaciones urológicas tuvieron una mayor incidencia de infecciones urinarias y bacteriuria asintomática (83 % frente al 50 % del grupo general). Las mujeres tendían a tener una mayor incidencia de infecciones urinarias, pero esto solo fue significativo en el caso de las que presentaban bacteriuria asintomática (72 % en las mujeres frente a 44 % en los hombres).
