La OMS hace de la soledad una prioridad sanitaria mundial

La Organización Mundial de la Salud declaró este miércoles que la soledad es una prioridad sanitaria mundial y creó una nueva Comisión sobre Conexión Social.

Durante los próximos tres años, la Comisión se centrará en las formas de hacer frente a la "amenaza urgente para la salud" de una epidemia mundial de soledad, examinando los últimos avances científicos y diseñando estrategias para ayudar a las personas a profundizar en sus conexiones sociales. Está copresidida por Chido Mpemba, enviada de la juventud de la Unión Africana, y el Dr. Vivek Murthy, director general de Sanidad de EE.UU., que ha escrito y hablado mucho sobre los riesgos del aislamiento social y ha hecho de este tema una de sus principales preocupaciones durante su mandato.

Murthy afirmó que se trata de una amenaza "infravalorada" para la salud que ahora se ha generalizado.

"Durante demasiado tiempo, la soledad ha existido detrás de las sombras, invisible e infravalorada, impulsora de enfermedades mentales y físicas", afirmó. "Ahora, tenemos la oportunidad de cambiar eso".

La Dra. Karen DeSalvo, miembro de la comisión y directora de salud de Google, dijo que cuando era médica y comisionada de salud de Nueva Orleans, aprendió de primera mano que "una gran atención es importante, pero tiene que producirse en un contexto", y eso incluye la conexión social.

DeSalvo recuerda que ella y sus colegas llamaron a las puertas en Nueva Orleans después de que un huracán cortó el suministro eléctrico y dejó las casas bajo un calor sofocante, por lo que intentaron que la gente fuera a los refugios, pero era difícil conseguir que algunos se fueran, incluso cuando tantos estaban tan solos.

"Es fácil que la gente se aparte y se aísle, y eso afecta a su salud", explica DeSalvo.

Por ejemplo, alguien puede pedir ayuda por un dolor torácico, y el sistema sanitario se centrará en tratar ese dolor, pero es difícil que mejore realmente si se le da de alta y se queda aislado socialmente, explicó.

La soledad ha estado en el foco de atención últimamente en el sector de la salud pública. La semana pasada, el estado de Nueva York nombró a la terapeuta sexual Dra. Ruth Westheimer primera embajadora de la soledad. En mayo, Murthy estableció un marco para abordar la soledad y "reparar el tejido de nuestra nación". Y no es solo un fenómeno estadounidense: en 2018, Reino Unido nombró a su primer ministro para la soledad.

Las investigaciones muestran que la falta de ciertos tipos de conexión social está relacionada con una mala salud mental y aumenta el riesgo de ansiedad, depresión y suicidio.

"La desconexión social se ha convertido ahora en un motor clave de la crisis de salud mental más amplia que estamos viendo en este mundo", dijo Murthy. Aproximadamente mil millones de personas, 1 de cada 8, viven con un problema de salud mental, una cuarta parte de ellos adolescentes, dijo.

La soledad y el aislamiento social también pueden afectar a la salud física. Las personas que carecen de conexión social corren un mayor riesgo de morir prematuramente. La soledad y el aislamiento social se asocian desde hace tiempo a una función inmunitaria deficiente y a problemas cardiovasculares como la hipertensión, y aumentan el riesgo de apoplejía en un 30%. También contribuyen al deterioro cognitivo y se asocian a un aumento del 50% de demencia. Las personas aisladas también tienden a tener más hábitos poco saludables, como fumar, beber en exceso y ser más sedentarias.

El impacto de la soledad en la salud es de tal alcance que un estudio la comparó con fumar hasta 15 cigarrillos al día.

Muchas de las investigaciones sobre aislamiento social y soledad se centran en las personas mayores. Los adultos mayores corren un mayor riesgo porque suelen vivir solos, han perdido a más familiares o amigos y tienen más probabilidades de padecer problemas físicos como la pérdida de audición, que puede impedirles relacionarse socialmente, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés).

Pero no solo las personas mayores se sienten solas.

Según una encuesta realizada en 142 países y publicada el mes pasado, casi 1 de cada 4 adultos afirma sentirse muy o bastante solo. Los niños tampoco son inmunes. Según algunos estudios, más de la mitad de los niños y adolescentes se sintieron solos al menos alguna vez.

Según los estudios, la pandemia de covid-19 puede haber exacerbado esos sentimientos, ya que el aislamiento social y la soledad afectan negativamente a los síntomas de depresión y ansiedad de los más jóvenes.

Aunque los seres humanos somos criaturas sociales por naturaleza, con la práctica se nos da mejor socializar, afirma el Dr. Ryan Patel, profesor clínico adjunto de Psiquiatría de la Universidad Estatal de Ohio que estudia la conexión social.

El aislamiento de la pandemia limitó el número de "interacciones sociales más suaves y fáciles" que la gente suele tener, y el impacto aún se siente, especialmente entre los jóvenes.

"Cuando se elimina todo eso, puede provocar ansiedad estar en entornos altamente sociales cuando no se ha tenido ese tipo de práctica", dijo Patel, que no forma parte de la comisión de la OMS.

Según Patel, la hiperconectividad de los jóvenes también ha estrechado inesperadamente la lente con la que ven el mundo, de modo que cuando interactúan con otras personas que pueden no compartir su perspectiva, puede ser un reto.

"Te puede preocupar decir algo equivocado, y eso puede aumentar la ansiedad", explica Patel. El entorno polarizado también desincentiva la interacción entre las personas, y eso también puede provocar soledad y aislamiento.

"La cohesión social, la conexión y la soledad son importantes para la salud de las personas de todas las edades, estén donde estén", afirmó DeSalvo. Espera que la nueva comisión de la OMS aporte datos que ayuden a los sistemas sanitarios de todo el mundo a comprender mejor cómo abordar la relación entre la soledad y los malos resultados de salud, como las cardiopatías.

"Tienen un historial claro, y creo que lo que pueden aportar es una orientación hacia la acción", afirmó.
Además de encontrar formas de ayudar a las personas a aprender a sentirse menos aisladas, a sus vecinos y a sus comunidades, la comisión puede ayudar a la comunidad en general a abordar este importante problema de salud pública.

"Entonces, ¿cómo ayudamos al sector público y privado de todo el mundo a saber qué pueden hacer para tomar estas intervenciones y entender cómo podemos avanzar para mejorar la salud de la gente en todas partes?", afirmó DeSalvo.

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