En 1978, Carmen Sevilla abandonó el cine a instancias del gran amor de su vida, Vicente Patuel, un celoso empedernido que no quiso que la actriz exhibiera carne de más en aquellas películas setenteras.
En tres décadas, Carmen se había convertido en una de las estrellas más grandes de la historia del cine español. Su primer gran contrato se lo ofreció Cesáreo González, el productor más importante del Franquismo que fundó la empresa Suevia Films, por la que la actriz recibió algo más de un millón de pesetas por tres películas,Pluma al viento (1952), Violetas imperiales (1952) y Gitana tenías que ser (1953). Luego vinieron otras firmas igual de millonarias, pero ya por películas sueltas, como ocurrió con El balcón de la luna (1962), que protagonizó junto a sus amigas Lola Flores y Paquita Rico.
Así lo afirma José Luis Castro de Paz, investigador y docente universitario que coordinó con Josetxo Cerdán la biografía más exhaustiva que existe del empresario gallego, Suevia Films. Cesáreo González. Treinta años de cine español. La investigación realizada por los autores fue tan exhaustiva que revolvieron todos los cajones habidos y por haber sin llegar a una conclusión demasiado clara en cuanto a cifras ya que "no pudimos localizar la documentación exacta de los contratos en la Filmoteca Española porque los papeles estaban sin clasificar, por lo que tuvimos que consultar por medio de catas debido al desorden existente", apostilla Castro de Paz.
Cierto es que Carmen Sevilla ganó muchos millones y vivió en las mejores zonas de Madrid. Podía haber sido inmensamente más rica de haber aceptado el contrato de cinco años que le ofreció la Columbia en Hollywood, pero le daba pereza la distancia y aprender inglés. También declinó numerosos acuerdos comerciales en Italia y Francia.
Después de muchos encontronazos, Peñafiel y Patuel zanjaron la venta de su amor por 40 millones de pesetas (240.000 euros). Se casaron en 1985 en la finca de un amigo de Peñafiel en Arcos de la Frontera. Lo que cobraron supuso una gran válvula de oxígeno que se implementó con la llamada de Valerio Lazarov a principios de los 90 con las primeras emisiones de Telecinco. Patuel dio el visto bueno a lo que creía que eran 300.000 pesetas mensuales para que su esposa presentara el Telecupón, cuando en realidad eran diarias. Entre 1991 y 1997 Carmen volvió a amasar una importante cantidad de dinero también gracias a la publicidad.
