La menopausia: el ámbito de la salud femenina tan invisibilizado

La menopausia: el ámbito de la salud femenina tan invisibilizado
AGENCIAS / EL TIEMPO

La menopausia, el cese definitivo de la función ovárica que comprende la pérdida de la producción de hormonas reproductivas y de la fertilidad, es uno de los ámbitos de la salud femenina donde más estudios científicos escasean. 

Este campo de la medicina, precisamente el que afecta a la mitad de la población mundial, “necesita más investigaciones para cerrar las brechas de conocimiento y lograr una mejor atención" concluye una publicación reciente en la revista Cell. 

El trabajo abarca una revisión profunda de la menopausia en sus distintos aspectos, desde los diversos síntomas, factores de riesgo vinculados a patologías derivadas de las distintas fases del último ciclo menstrual, hasta la efectividad de los tratamientos disponibles. Como exponen los autores del trabajo, tanto la menopausia normal como la precoz son percibidas y experimentadas de manera diferente por mujeres de diversas culturas y regiones, pero también de la misma comunidad, constituyendo los factores étnicos, biológicos y ambientales claves en la variabilidad de sus efectos.

En los países occidentales, por ejemplo, donde la edad media de la menopausia es de aproximadamente 50 a 51 años, su forma precoz ocurre entre los 40 y 45 años. Y la denominada prematura, es cuando la pérdida completa de la función ovárica se da antes de los 40 años. No obstante, en países como la India, la edad promedio de la menopausia natural es de 46 años, como concluyó un estudio realizado en 2011.

Como expone este nuevo estudio, parte de la confusión de las distintas fases de la menopausia, aquella que se define por un año completo sin periodo menstrual debido al agotamiento de los ovocitos, surge de la diversas terminologías asociadas. “Aunque hay cambios sutiles en las hormonas reproductivas y el ciclo menstrual que precede a la transición a la menopausia, para la mayoría de las mujeres, el inicio de la transición está marcado por la ausencia del periodo menstrual”, destaca el artículo.

Mientras que la transición temprana a la menopausia requiere de al menos un periodo menstrual en los últimos 3 meses o una variación en la duración del ciclo menstrual de 7 días o más, este término se usa a menudo indistintamente con la perimenopausia, la cual se extiende más allá de la transición de la menopausia e incluye los primeros 12 meses después del sangrado menstrual final, advierten los autores.

Síntomas de la menopausia

Aunque para muchas mujeres los cambios hormonales son un inconveniente menor, algunas pueden quedar significativamente discapacitadas por los síntomas asociados a la menopausia, debidos a la bajada de niveles de estradiol y progesterona. Los más clásicos incluyen:

  • Empeoramiento de los síntomas vasomotores: sofocos y sudores nocturnos.
  • Sequedad vaginal. 
  • Empeoramiento del sueño (casi tres de cada cuatro mujeres posmenopáusicas sufren de fatiga y dos de cada tres tienen dificultades para dormir).
  • Estado de ánimo adverso y desarrollo de mal humor.
  • Los síntomas de ansiedad aumentan con la progresión a través de la transición a la menopausia, alcanzando su punto máximo en la perimenopausia tardía, en espacio de 60 días o más entre periodos. 
  • La depresión a menudo se atribuyen incorrectamente, parcial o totalmente al inicio de la menopausia. No obstante, como destaca un estudio, se ha informado consistentemente una mayor probabilidad de que las mujeres experimenten síntomas depresivos, que alcanzan su punto máximo durante la perimenopausia y se asocian con los síntomas vasomotores. 

Todos los anteriores pueden afectar el deseo sexual, advierte el artículo de Cell. Y, aunque las mujeres esperan que los síntomas de la menopausia comiencen a los 50 años, a menudo surgen en la transición menopáusica temprana. Además de los efectos anteriores, puede haber otros silenciosos como parte de la transición a la menopausia, ya sea la pérdida ósea que aumenta el riesgo futuro de fracturas por fragilidad y los efectos adversos sobre las concentraciones de lípidos sanguíneos y el riesgo de enfermedades cardiometabólicas. Aunque, de acuerdo con diversos estudios, los síntomas vasomotores nocturnos ocurren en el 35 % de las mujeres durante el embarazo y en el 29 % después del parto, su prevalencia de se duplica con la edad , aumentando del 32 % de las mujeres premenopáusicas y al 66 % de las mujeres perimenopáusicas. 

Otros síntomas, como dolor, pueden sur gir durante los últimos años premenopáusicos. Sin embargo, sigue siendo incierto si tales síntomas se deben a cambios hormonales que preceden a la perimenopausia o a factores psicosociales y ambientales, lo que evidencia una gran necesidad de profundizar en su investigación.

Cambios perjudiciales en el sistema metabólico

Por ello, sugieren los autores que durante la transición a la menopausia y después, se debe impulsar exámenes de detección de atención médica de rutina, incluidos detección de cáncer de cuello uterino, cáncer de mama y cáncer de colon, así como de cualquier riesgo para la salud adiposidad abdominal, diabetes, hipertensión, depresión y osteoporosis, entre otros. Por otro lado, cambios hormonales en la menopausia tienen efectos sistémicos, aumentando el riesgo de enfermedad cardiovascular, diabetes mellitus, cánceres asociados con adiposidad central, y pérdida ósea y fractura por fragilidad.

En comparación con los hombres, advierte el artículo, las mujeres son más vulnerables a los factores de riesgo tradicionales como la hipertensión, la diabetes y el tabaquismo.

Además de esta vulnerabilidad específica por sexo, la menopausia provoca importantes cambios perjudiciales en el sistema metabólico, como el aumento de la la grasa corporal, sobre todo de la visceral durante la transición menopáusica. Aunque su origen todavía se mantiene desconocido, algunas investigaciones han relacionado este fenómeno con la disminución de la actividad física en las mujeres en la mediana edad, con consecuencias como la atrofia muscular o sarcopenia, la pérdida de masa, fuerza y funcionamiento de los músculos en los adultos mayores. Este aumento de la acumulación de grasa visceral se asocia, por otro lado, con mayores riesgos de cáncer de mama, endometrio y de colón.

Por último, los autores también destacan cómo los síntomas cognitivos son comunes entre las mujeres en transición a la menopausia, presentando dificultad para encontrar palabras, mala memoria a corto plazo, entre otros. Sobre todo en aquellas que presentan menopausia precoz. 

Como concluye la revisión, todos estos efectos asociados a la menopausia y sus transiciones, 

pueden resultar muy perjudiciales para que algunas mujeres lleven una vida normal, tanto en lo personal como profesional. Para optimizar la salud en la menopausia y garantizar el envejecimiento saludable de las mujeres, que maximice su bienestar físico, su salud cardiometabólica y musculoesquelética, así como su bienestar psicológico y sexual, se requieren más investigaciones, incluidos estudios de mujeres perimenopáusicas, “de forma que se logre acabar las brechas de conocimiento y lograr una mejor atención”.

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