Un pequeño nacido en el país de el Salvador, quien a consecuencias de la inseguridad tuvo que emprender el viaje hacia las fronteras de México con su madre.
Jairo Vázquez es un pequeño nacido en el país de el Salvador, quien a consecuencias de la inseguridad tuvo que emprender el viaje hacia las fronteras de México con su madre, teniendo ya en territorio mexicano tres años de haber llegado, en las que ha pasado una infinidad de experiencias, buenas y malas, pero que le han dejado claro, a su corta edad, que es lo que desea: ser feliz con mi mamá.
Cristina Vázquez, de 42 años de edad, llego a México con el objetivo de proteger a su único hijo, ella relata que vivió un embarazo inseguro a causa de su entonces pareja, quien es miembro de una de las tantas pandillas que hay en ese país, teniendo como un común que las familias vivan bajo violencia debido a esto, situación que ella no quería para su pequeño hijo, el cual comenzó a ser reclamado por su padre para que fuera conociendo el mundo de las pandillas.
Historia. "Trabajaba como cajera en una tiendita, pero por los problemas con el papá de Jairo me despidieron, después encontré trabajo en un negocio de comida y estaba bien, hasta que él me pidió al niño, quería madurarlo para que comenzar a formar parte de las pandillas, pero yo estaba aterrada yo nunca quise eso para mi niño, solo tenía 7 años, así que con miedo y todo decidí que teníamos que irnos de ahí, llegamos a México en el 2020, tienes mucho miedo, no es lo mismo ver por uno solo que cuando traes una criatura, ellos no entienden lo que pasa, son solo niños siendo movidos de su lugar seguro y tienes que tener mucha paciencia, ahora él con 10 años ya entienden lo que pasamos, sabe por qué nos fuimos, estos 3 años el ha madurado como no debería, ha visto y vivido cosas que un niño no debe vivir, como dormir en un parque, sin nada, solo la oscuridad y el miedo".
Jairo, quien ahora cuenta con 10 años ya ha conocido lo que es tener que luchar por sobrevivir, por mantenerse a salvo con su mamá, ha tenido que madurar y aprender a vivir con exceso de limitaciones, más de la que un niño debe vivir, como lo es con la ropa, el alimento y la felicidad," Me emocione cuando mamá me dijo que íbamos a viajar, fue emocionante al principio, nunca habíamos salido de casa y me gusto irme con ella, me puse triste por los abuelos, pero todos decían que era por mi bien, al principio no lo entendía, pero ahora ya sé por qué y ya no quiero volver".
Situaciones. Durante su trayecto a las fronteras, los niños migrantes son una de la población mayormente vulnerable, pues son los más susceptibles a vivir situaciones como miedo, incertidumbre, inseguridad, hambre, frío, además de violencia a manos de su propia familia y por supuesto de la discriminación de la sociedad, quienes actualmente ya han comenzado a tener una mayor empatía por la población migrante en general.
Sueños. ¿Qué es lo que más te gustaría Jairo?: "Antes yo quería una casa, una cama, mucha comida, juguetes y dulces, a veces teníamos que dormir en la calle, una vez nos echaron agua porque estábamos descansando en una banqueta, ya no lo quiero tanto, a veces solo quiero ser un niño como los demás, los veo riendo, en la plaza, comiendo nieve, jugando con sus papás, no he estado en tantas escuelas, pero sé leer y escribir, mamá me ha enseñado, en las escuelas que he estado he tenido algunos amigos, uno me dio ropa y otro llevaba lonche para él y para mí, lo quería mucho, pero también había niños malos, no me querían, hay gente buena y mala, nos hablan feo, nos dicen cosas feas y no se siente bien, mamá a veces llora y solo la abrazo porque no sé qué hacer más que portarme bien, yo solo quiero ser un niño feliz y que mi mamá sea feliz".
Cristina y Jairo llegaron a Piedras Negras en junio del año pasado, viviendo en distintas partes y albergues, ella ha tenido una variedad de trabajos donde las personas la han aceptado al ver que viaja con su pequeño, quien recientemente cumplió sus 10 añitos, pero ahora tienen una nueva esperanza, ya que en próximos tendrán su cita en Estados Unidos, "espero en Dios poder ya estar allá, ambos seguros, pero sobre todo él, él lo merece, merece ser de verdad feliz".
