Sin embargo, Israel también dice que sigue comprometido con aplastar la capacidad militar de Hamas y poner fin a sus 16 años de gobierno sobre la Franja de Gaza. Eso probablemente implicaría expandir su ofensiva terrestre del devastado norte de Gaza al sur, donde cientos de miles de palestinos abarrotan refugios de Naciones Unidas y las duras condiciones persisten pese al incremento de las entregas de ayuda durante la tregua.

La liberación de docenas de personas —la mayoría mujeres y niños— que estaban entre las aproximadamente 240 capturadas por Hamas en su amplio ataque del 7 de octubre en el sur de Israel, que desencadenó la guerra, ha movilizado a los israelíes para reclamar la devolución de los demás.

Se han liberado 62 rehenes, uno fue rescatado por fuerzas israelíes y dos aparecieron muertos dentro de Gaza.

“Podemos llevar a todos los rehenes de vuelta a casa. Tenemos que seguir presionando”, dijeron en un comunicado dos familiares de Abigail Edan, una niña de 4 años con doble ciudadanía israelí y estadounidense que fue liberada el domingo.

Las familias de los rehenes han liderado manifestaciones masivas y acusan al primer ministro, Benjamin Netanyahu, de no hacer suficiente para llevarlos a casa. La creciente presión podría forzarle a ampliar la tregua y hacer concesiones adicionales a Hamas. Sin embargo, Israel también sigue conmocionado por el ataque del 7 de octubre y decidido a eliminar la amenaza que supone el grupo armado.

Al final los devolveremos a todos”, dijo Netanyahu de los rehenes, vestido con chaleco antibalas en una inusual visita el domingo a las tropas en la Franja de Gaza. “Seguiremos hasta el final, hasta la victoria. Nada nos detendrá”.

Alivio en la Franja de Gaza

Más de 13 mil 300 palestinos han muerto desde que comenzó la guerra, en torno a dos tercios de ellos mujeres y niños, según el Ministerio de Salud de Gaza, gobernada por Hamas. La cifra no diferencia entre civiles y combatientes. Más de 1 mil 200 personas han muerto en el bando israelí, la mayoría civiles asesinados en el ataque inicial. Unos 77 soldados han fallecido en la operación terrestre israelí.

La pausa en los combates llevó algo de alivio a los 2.3 millones de personas en Gaza tras semanas de constante bombardeo israelí que ha expulsado a tres cuartas partes de la población de sus hogares y arrasado vecindarios enteros.

Pero muchos dijeron que no era suficiente ni de lejos.

Amani Taha, viuda y madre de tres hijos que huyó del norte de Gaza para alojarse con una familia de acogida en la ciudad sureña de Rafah, dijo que sólo había conseguido una comida en lata de un centro de distribución de la ONU desde que comenzó el cese el fuego. Ella ayudaba a otras familias del vecindario a cocinar en hogueras a cambio de comida para sus hijos, que tenían entre 4 y 10 años.

Los supermercados y gasolineras se vieron sobrepasados por multitudes que intentaban conseguir suministros básicos, señaló. “La gente estaba desesperada y salió a comprar en cuanto pudo”, dijo. “Están extremadamente preocupados de que la guerra regresará”.

Los palestinos que seguían en el norte de Gaza, donde vivían más de un millón de personas antes de la guerra, salieron para encontrar escenas de destrucción generalizada de edificios tras edificios derribados o muy dañados. El ejército israelí ha prohibido regresar a los palestinos que huyeron.

Naciones Unidas dice que la tregua permitió aumentar la entrega de comida, agua y medicinas a su volumen más grande desde que comenzó la guerra. Pero los entre 160 y 200 camiones diarios seguían siendo menos de la mitad de lo que importaba Gaza antes de los combates, a pesar de que las necesidades humanitarias se han disparado.