En una estrategia conjunta, elementos del Instituto Nacional de Migración (INM), respaldados por la Guardia Nacional y el Ejército Mexicano, han intensificado sus operativos en la central de autobuses de Piedras Negras, centrándose específicamente en la detección de migrantes.
Al llegar por autobús, los pasajeros son sometidos a un proceso de identificación, y aquellos que resultan ser extranjeros son dirigidos a las oficinas del INM para verificar la legalidad de su documentación, demostrando un esfuerzo decidido por parte de las autoridades para hacer cumplir las leyes migratorias.
Complejidad. A pesar de la presencia de polleros y guías, que operan incluso frente a diversas fuerzas policiales, los migrantes continúan caminando por la carretera 57, dirigiéndose hacia el bulevar Centenario y, finalmente, cruzando el río Bravo. La complejidad del flujo migratorio se evidencia aún más con informes que señalan que un significativo número de migrantes llegan en tren desde Torreón y Monterrey, donde habían esperado durante semanas el momento propicio para subir a bordo y dirigirse a la frontera con la intención de cruzar hacia los Estados Unidos. Esta dinámica desafiante pone de manifiesto los obstáculos que enfrentan las autoridades para controlar y gestionar de manera efectiva el flujo migratorio en la región, destacando la necesidad de estrategias integrales y coordinadas para abordar este tema.
