Expertos revelan que la obesidad modifica el cerebro de manera irreversible

Expertos revelan que la obesidad modifica el cerebro de manera irreversible
AGENCIAS / EL TIEMPO

Según la Encuesta Europea de Salud en España publicada en el año 2020, un 16,5% de hombres y un 15,5% de mujeres mayores de edad, padecen obesidad. Entendiendo esta enfermedad como aquella en la que se tiene un índice de masa corporal superior a 30 kg/m². 

En ese sentido, un estudio publicado recientemente en Nature descubrió que la obesidad puede afectar irreversiblemente a la capacidad del cerebro de una persona para reconocer cuándo está llena y satisfecha después de comer alimentos grasos y azucarados.

Además, según revelaron en la investigación, estos cambios en el cerebro pueden persistir incluso después de que las personas clasificadas médicamente como obesas logren perder una cantidad sustancial de peso. Un hallazgo que puede proporcionar una explicación de por qué muchas personas a menudo recuperan el peso que habían perdido anteriormente con gran facilidad.

En ese sentido, la Doctora Caroline Apovian, profesora de medicina en la Escuela de Medicina de Harvard y codirectora del Centro para el Control y el Bienestar del Peso en el Hospital Brigham and Women's en Boston, afirmó que no había indicios de la capacidad del cerebro para revertir los efectos causados por la obesidad. Las personas con obesidad todavía experimentan una deficiencia en las reacciones químicas que envían señales al cuerpo, las cuales son las encargadas de indicar que se ha consumido una cantidad adecuada de alimentos.

El estudio

Para realizar la investigación, se estudió a 30 individuos clasificados como médicamente obesos y 30 individuos con peso normal. Los participantes recibieron azúcar, carbohidratos (glucosa), grasas (lípidos) o agua (grupo de control) a través de una sonda de alimentación que les llevaba directamente los nutrientes al estómago. Este enfoque se tomó para evitar la influencia de la boca y enfocarse en comprender cómo los nutrientes afectan al cerebro independientemente de la experiencia sensorial de ver, oler o probar los alimentos.

La Doctora Mireille Serlie, autora principal del estudio y profesora de endocrinología en la Facultad de Medicina de Yale en New Haven, Connecticut, explicó el fundamento de la investigación. La noche anterior al experimento, los 60 participantes cenaron lo mismo en casa y se abstuvieron de comer hasta la mañana siguiente cuando se insertó la sonda de alimentación. Luego, los investigadores utilizaron imágenes de resonancia magnética funcional y tomografía computarizada por emisión de fotón único para observar la respuesta del cerebro a los nutrientes durante un período de 30 minutos, enfatizando su interés en el cuerpo estriado, una región del cerebro responsable de la motivación para buscar y consumir alimentos.

El estudio descubrió que en los individuos con peso normal, las señales cerebrales en el cuerpo estriado se ralentizaban cuando los azúcares o las grasas ingresaban al sistema digestivo. Esto demostró que el cerebro reconoció que el cuerpo había sido alimentado adecuadamente. Sin embargo, cuando se administraron los mismos nutrientes a través de una sonda de alimentación a individuos clasificados como médicamente obesos, su actividad cerebral no mostró una disminución y no hubo un aumento en los niveles de dopamina.

Cabe destacar que estos resultados ayudan a explicar por qué una persona puede desear una hamburguesa en lugar de brócoli, ya que la grasa de la hamburguesa provoca una respuesta biológica más fuerte en el cerebro.

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