"Hay que trabajar con empatía y con el corazón".
Originaria de Piedras Negras, Dulce Gisela Cedillo labora dentro de una de las profesiones más nobles, en la cual brida apoyo tanto a adultos como niños en el área de Psicología, la cual decidió estudiar gracias a la motivación que durante su niñez tuvo experiencia en la Sierra Tarahumara.
Dulce, ¿Cuál fue tu principal motivo para que estudiaras esta carrera?
"Lo que me motivo a mí a tomar esta carrera, fue que a la edad de 12 años mi familia y yo, quienes somos de una religión, acudíamos a la Sierra Tarahumara, éramos misioneros y conectábamos y trabajábamos con las personas, y al ver la necesidad económica y emocional fue que me impacto tanto, el cómo una persona puede llegar al corazón de quienes están padeciendo esa necesidad, eso fue lo que me impacto, trabajar con ellas, cambiar su pensamiento, motivarlas a salir adelante, además también lo vi como una ayuda para mí, de aprender a conocerme como persona, de porque reaccionaba de una forma y porque mi comportamiento era tal, pero en si eso fue lo que me motivo, el trabajar con empatía y entregarte a las personas con el corazón".
¿Durante tus estudios tuviste alguna decepción de la carrera?
"No lo sentí de esa forma, yo tenía muy plasmado desde los 12 años que quería estudiar, primero quería ser maestra de niños pequeños, pero cuando no pude serlo porque no pude entrar en la Normal, dije necesito buscar otra opción y esa fue Psicología, a mí me gusto mucho, pero no fue por circunstancias de la carrera sino por diferentes situaciones, ya que me toco trabajar y estudiar desde muy pequeña, entonces era muy complicado el pagar la escuela y trabajar, era muy desgastante, creo que fue más por problemas personales que por mi motivación o amor a esta carrera".
Mencionas lo de las dificultades económicas, esto te hace que valores más el tener un título...
"Si, definitivamente te hace mucho que valores, muchos tienen la oportunidad de tener padres que los apoyen económicamente, en mi caso yo los tuve desde el lado moral, me enseñaron a trabajar desde muy pequeña y eso se los agradezco mucho, porque me hicieron ser una mujer muy independiente y trabajadora, inicia la vida laboral a los 15 años, me acuerdo de que en ese entonces trabajaba en una joyería y le agradezco a esa persona que me dio la oportunidad siendo tan pequeña, aprendí mucho incluso la mayoría de mis trabajos me ayudaron a ser psicóloga, por el tacto que debes de tener con las personas".
Ahora que ya ejerces, ¿te has topado con situaciones que te hayan marcado o dejado alguna huella importante?
"Si, cuando trabajo con niños pequeños, por situaciones traumáticas que han vivido, por ejemplo violencia, abusos sexuales y fíjate que ante el código ético, siempre nos decían que nosotros no podíamos conectar emocionalmente con nuestros pacientes porque se llega a confundir, pero con los niños no puedo dejar de ser yo, de trabajar con ellos con empatía porque tienen esa necesidad de afecto, de amor, incluso también trabajo en casas hogares donde cuando voy saliendo me topo con niños que me dicen "Te amo mucho, te aprecio mucho" y eso es lo que a mí me llena, el poder trabajar con amor, porque incluso mis pacientes piensan que yo les ayudo a sanar heridas, pero en realidad ellos también me ayudan a mí, porque me hacen sentir plena y de que estoy haciendo bien mi trabajo, en el caso en el que si ha sido doloroso para mí, siempre va a ser con los niños, porque no merecen ser maltratados, muchas veces como padres nos equivocamos".
¿Consideras difícil tu trabajo?
"Trabajo en una delegación, en casas, hogar, los psicólogos también nos cansamos, tenemos problemas emocionales y familiares, pero a pesar de ello te das cuenta de que debes ser una persona que siembra y que debe ser un brillo para las personas que están en tu vida".
