La Entrevista con Abigaíl Soto Medellín
Alex Espinoza / El Tiempo Piedras Negras"Somos una comunidad que carece de empatía".
Hola Abigaíl Buen día, platíquenos un poco de usted y de su vida aquí en Piedras Negras. "Claro que sí, buenas tardes, mi nombre es Abigaíl Soto Medellín, soy una ministra ordenada de la organización religiosa que se llama El Concilio Nacional de las Asambleas de Dios desde hace 29 años, actualmente soy la pastora titular del templo Bethel, en la delegación Venustiano Carranza, y estamos ahí desde hace 22 años.
¿Qué hace usted en esta comunidad?
"No solo nos encargamos de realizar cultos a Dios, sino también tenemos mucha labor social, por ejemplo vamos a los hospitales a compartir refrigerios, agua, y brindar oración a los enfermos, también vamos a las casas hogar para compartir con los niños llevarles comida, también un regalito que les haga un poco feliz su día. También asistimos a albergues para migrantes, sin embargo, principalmente estamos en la calle dando estas asistencias a los más necesitados".
Habiendo tantas asociaciones que dan apoyo, ¿Por qué sumarse a estos esfuerzos de apoyo a las comunidades vulnerables?
"Somos una comunidad que adolece de empatía, tenemos necesidad de aprender, ya que vemos extranjeros que están lejos de casa lejos de alguna comodidad y sus familias; sin embargo, los prejuicios
los tratos que se les brindan en ocasiones no son los más adecuados, la palabra de Dios es la que nos mueve, el amor y compasión nos lleva día a día a poder
trabajar en equipos y hacer lo que llamamos ministerios, cada apoyo es un ministerio, por ejemplo Ministerio casa hogar, ministerio a la calle, y así cada equipo se encarga de organizarse para poder apoyar con la disponibilidad y así con sus manos y tiempo poder ayudar, nuestras restricciones son los temas financieros. Hay veces que uno no queda satisfecho, sin embargo, lo hacemos con mucha entrega.
Hemos hecho lo que hemos podido y Dios no ha abierto las puertas con gente que tienen siempre la disponibilidad de ayudar.
¿Han tenido algún obstáculo para su trabajo?
"Empezamos dando 50 almuerzos, luego 100 y mañana damos 200 a 250 almuerzos. Hemos ido creciendo, creo que la verdadera religión no es estar en la iglesia, sentarte y rezar siempre, sino salir y extender la mano al más necesitado y vulnerable. Cada vez son diferentes las personas que apoyamos, los únicos que son constantes son los niños de las casas, hogar, y con ellos cosechamos cosas muy gratificantes, abrazos, buenos sentimientos, risas, escuchar a los niños felices es de lo mejor que puedes te puede pasar. Recuerdo, en una ocasión en temporada de invierno encontramos a gente a punto de la hipotermia, los cubrimos y apoyamos y te da un poco de tranquilidad y satisfacción que puedes apoyar, aunque sea poco, se hace de todo corazón lo que los demás necesitan.
¿Qué la motiva a continuar su vida de servicio?
"Más que enfocarnos en lo que damos, nuestra señal que vamos bien es lo que recibimos, nos deja que somos más compasivos, más empáticos, a veces hay riesgos, incluso recuerdo un día que al compartir un almuerzo nos lo aventaron en la cara, pero lejos de convertirse en una barrera para no hacerlo, no sabes que historia tiene cada persona, sin embargo, siempre nos vienen a la memoria los momentos gratos y son los que alimentan la voluntad.
¿Cada cuando hace el apoyo a los migrantes?
"Lo hacemos una vez a la semana, le invertimos unas 4 horas, ya que es una necesidad latente, es rápido el poder encontrar gente que requiera el apoyo, hay días de más actividades para apoyar otros sectores vulnerables.
¿Cuál ha sido su reto más grande dentro de sus vidas de servicio?
"Que más personas se acerquen y se identifiquen como personas de acción, dejando de lado las terminologías religiosas y que seamos empáticos".
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