"Soy la tercera generación de ganaderos en la familia".
La ganadería es una de las actividades que más proyección tiene en el norte de México, dado el gusto por consumir los derivados de las vacas y becerros. De todo esto platica Gerónimo Garza, quien es la tercera generación que se dedica a esta actividad dentro de su familia.
¿Cómo se inicia en el trabajo de la ganadería?
"Viene de familia. Mi abuelo se dedicaba a esto, al igual que mi papá. Mi abuelo era borrego y mi papá ganadero. Yo seguí con la ganadería. Es por generaciones, es la tercera generación. Ojalá y mis hijos sigan con ese camino. Están chiquititos; uno tiene seis años, el otro tiene cuatro y el más chiquito cumplirá uno el 26 de diciembre. El más grande le gusta la ganadería, le gusta ver videos de caballos y tiene un traje charro. Ojalá y Dios quiera que se conserve en el negocio de su papá. Yo soy socio de la Unión Ganadera y de la Asociación. Nunca he tenido puestos directivos. Por el momento, no estoy interesado en algunos de esos cargos".
¿Qué tan remunerativa es la actividad ganadera en el norte de México?
"Tiene sus altas y sus bajas. De repente, el precio se incrementa. Ahorita está muy bien y de repente se baja. A veces nos llueve, a veces no. El ganadero es muy cosquilloso, aunque le llueve dice que no le llueve. Dependemos de la lluvia porque son terrenos de agostadero y del buen manejo del ganado. Si es un buen negocio, si lo sabemos usar como debe ser. Lo que más se cría en el norte de Coahuila es en el agostadero: son becerros y becerras para la carne. El negocio es producir becerros para exportar a Estados Unidos o vender aquí en el mercado local. Esa es la clave: que la vaca tenga hijos. Porque hay años que se quedan sin tener hijos, no paren. Pero si hay un buen añejadero, como le llamamos, el negocio va bien. Si las vacas no paran, va mal. Pero va bien gracias a Dios, los que realmente se dedican a esto han implementado la fortaleza y la esperanza de esperar a que las vacas tengan sus hijos.
Todo marcha bien".
¿Las sequías que han azotado a la región le han afectado en el rancho?
"Yo he vivido momentos de sequía, pero ya tenemos tres años de que sí nos llueve. Comenzó la pandemia, el becerro valía tres pesos y pasó a valer uno por dos años, exageradamente se cayó, nos perjudicó mucho. Pero todo se ha estado nivelando. Por eso te digo de la esperanza y perseverancia de que todo se va a componer. Así es en todos los negocios, de repente te va bien y de repente mal. Pero hay que tener la fe y hay que saber esperar. A veces quieres tirar la toalla como en todo negocio, pero como te digo, la perseverancia y la fe en el señor Jesucristo, en el Dios todo poderoso, eso te mantiene fortalecido con la esperanza de que se va a poner bien. Solo hay que esperar. Mi abuelo en este negocio era borrego, yo no me dedico a eso. Mi papá me dio un consejo que me decía: ya salió la mezclilla, el poliéster, el nailon, una bola de telas y ya no tiene el mismo valor. En aquellos años, todos se vestían con lana de la borrega y después de la Segunda Guerra Mundial, la lana era todo un éxito. Porque la trasquilabas, vendías la lana y era un buen negocio. Pero otras telas remplazaron la lana de la borrega. Eso se me quedó desde joven y pensé que el becerro es carne y qué buena es. Siempre escogerás tu platillo: tu bistec ranchero, tu T-bone, porque el pescado todos los días como que no, igual que el pollo. Hay una variedad de platillos en la carne de res y la gente siempre la va a buscar. Nosotros nos dedicamos a producir kilos de carne para vender becerros".
¿Tiene intención de incursionar en la política?
Así es, estamos iniciando en este proceso que no estaba en mi vida. Sentí un llamado del Dios todo poderoso, se han abierto las puertas.
Estoy en una contienda interna. Tengo un corazón dedicado a Dios, que trae la ley: "no robarás, no traicionarás y no mentirás". Un corazón para ayudar a los pobres y la comunidad al projimo.
