En la encrucijada entre la esperanza y la adversidad, miles de migrantes convergen en México cada año, dispuestos a atravesar territorios peligrosos para hacerse de un futuro mejor en los Estados Unidos.
Sin embargo, su travesía está marcada por riesgos mortales que a menudo pasan desapercibidos.
Y es que la ruta de los migrantes a través de México es una odisea llena de peligros, pues según el Centro de Estudios Migratorios de la Universidad Nacional Autónoma de México (CEM-UNAM), cada año, al menos 150,000 migrantes cruzan México en su camino hacia Estados Unidos y, lamentablemente, muchos de ellos enfrentan graves riesgos en su camino.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Migración de México (INM), desde 2015 hasta septiembre de 2021, más de 3,000 migrantes perdieron la vida en territorio nacional, con base en los registros oficiales, siendo que la mayoría de estas muertes fueron resultado de accidentes en ferrocarriles, ataques de pandillas o ahogamientos al cruzar ríos fronterizos.
Además de las víctimas mortales, miles de migrantes resultan heridos cada año, algunos de forma grave, al mismo tiempo en que enfrentan amenazas de secuestros, extorsiones y violencia física.
Como ejemplo, el Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova estima que más de 15,000 migrantes han sido víctimas de secuestros en México desde 2009.
Y una cifra aún más alarmante es la de los migrantes desaparecidos, ya que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) ha documentado más de 70,000 casos en México desde el año 2000. Estas personas, en su mayoría, quedan en el limbo, sin que sus familias conozcan su paradero ni su suerte.
Cabe señalar que los riesgos que enfrentan los migrantes en México son el resultado de una combinación de factores, incluyendo la falta de políticas de migración humanitaria, la corrupción en algunas fuerzas de seguridad y la presencia de grupos criminales que ven a las personas bajo condición de migración como presas fáciles.
Así, la búsqueda del sueño americano lleva a miles de migrantes a enfrentar situaciones extremadamente peligrosas en México, y los datos proporcionados por investigadores y organismos de derechos humanos son prueba fehaciente de la magnitud de esta tragedia.
En este contexto y ante crisis migratorias como la recientemente vivida en el norte de nuestro país, con Coahuila entre las entidades de cruce, es imperativo que los gobiernos de México y Estados Unidos y la comunidad internacional tomen medidas para proteger a los migrantes y que se aborden las causas subyacentes de esta crisis humanitaria.
Mientras tanto, no omitamos que detrás de estas cifras de muertes y riesgos, hay vidas y sueños truncados, un recordatorio de la urgencia de actuar en solidaridad con aquellos cuyo único propósito fue buscar una realidad mejor.
