En pacientes con infarto de miocardio y anemia, una estrategia "liberal" de transfusión de eritrocitos no redujo significativamente el riesgo de infarto de miocardio recurrente o muerte a los 30 días, en comparación con una estrategia "restrictiva" de transfusión, en el ensayo MINT de 3.500 pacientes.
"Si bien no fueron estadísticamente significativos, los resultados favorecieron de manera sistemática una estrategia de transfusión liberal", dijo en conferencia de prensa el Dr. Jeffrey L. Carson de la Rutgers Robert Wood Johnson Medical School, en New Brunswick, Estados Unidos.
El Dr. Carson presentó el estudio en una sesión de ensayos de última hora en el Congreso de la American Heart Association (AHA) de 2023, y se ha publicado en versión electrónica simultáneamente en The New England Journal of Medicine.
"Utilizar o no la transfusión es una decisión cotidiana que deben tomar los médicos que atienden a pacientes con infarto agudo de miocardio", declaró el Dr. Carson.
"No podemos afirmar que una estrategia de transfusión liberal sea definitivamente superior basándonos en nuestro criterio de valoración principal", prosiguió, pero "el intervalo de confianza de 95% es congruente con efectos de tratamiento correspondientes a ninguna diferencia entre las dos estrategias de transfusión y a un beneficio clínicamente relevante con la estrategia liberal".
"En contraste con otros ensayos en otros entornos", como la anemia y la cirugía cardiaca, detalló el Dr. Carson, "los resultados indican que una estrategia de transfusión liberal tiene el potencial de beneficio clínico con un riesgo aceptable de daño".
"Una estrategia de transfusión liberal puede ser el enfoque más prudente para la transfusión en pacientes con anemia e infarto de miocardio", añadió.
No es un éxito rotundo
Otros se mostraron de acuerdo con esta interpretación. El Dr. Martin B. Leon, de la Columbia University, en Nueva York, Estados Unidos, quien comentó el estudio en la rueda de prensa, afirmó que el ensayo "aborda una cuestión habitual" en la práctica clínica. Estuvo bien realizado y fue internacional (aunque la mayoría de los pacientes se encontraba en Estados Unidos y Canadá), contó con un grupo muy amplio de participantes y fue diseñado para que los resultados se generalizaran. El seguimiento de 98% fue extremadamente bueno, añadió el Dr. Leon, y los autores del ensayo lograron su objetivo al demostrar una diferencia entre las dos estrategias de transfusión.
El número necesario para tratar fue de 40 para ver un beneficio en el criterio de valoración combinado de muerte o infarto de miocardio recurrente a los 30 días, explicó el Dr. Leon. El valor de p fue de 0,07, "justo en el límite" de la significación estadística.
Este estudio "no es un éxito rotundo" en cuanto al criterio de valoración principal, señaló. Sin embargo, muchos de los resultados tendieron a favorecer una estrategia de transfusión liberal, en particular la muerte por causas cardiovasculares, que no era una variable especificada, fue significativamente menor en el grupo en el que esta se implementó.