Montando guardia desde al menos una hora antes de la llegada del Tri, los aficionados se arremolinaron detrás de la barrera para esperar pacientemente a sus seleccionados.
Quedó claro: Qatar es tema del pasado, Costa Rica, el tema del futuro. Cerca de media centena de aficionados se arremolinaron en una de las puertas laterales del hotel donde la Selección Mexicana se hospeda en esta ciudad, por la zona de Las Colinas.
Montando guardia desde al menos una hora antes de la llegada del Tri, los aficionados se arremolinaron detrás de la barrera para esperar pacientemente a sus seleccionados.
Y en cuanto bajaron del autobús se desató la histeria. De inmediato la ovación para Jaime Lozano, quien se arrimó al grupo para conceder fotos y autógrafos.
Sin duda el más requerido y que se mantuvo en la línea de fuego durante varios minutos fue Guillermo Ochoa, y se le unió Henry Martín quien hizo incluso un recorrido más largo que el sempiterno portero del Tri.
Varios jugadores siguieron el ejemplo, otros pasaron de largo, pero quien era requerido por los migrantes del Estado de Guerrero, fue Orbelín Pineda, quien también accedió a las sesiones de firmas y de fotografías.
