Según un estudio de Macedonia del Norte publicado en la revista Epilepsia Open, los pacientes con epilepsia tienen una tasa de prevalencia de fracturas que es aproximadamente 14 veces mayor que la de sus pares en la población general. El riesgo es especialmente alto para quienes toman más medicamentos anticonvulsivos o presentan comorbilidades.
El conocimiento de los factores de riesgo puede ayudar a orientar los esfuerzos para prevenir las fracturas, que provocan discapacidad, una peor calidad de vida y una mayor mortalidad.
Los investigadores realizaron un estudio de cohortes poblacional a nivel nacional entre 2015-2018, comparando 13.818 personas con epilepsia que tomaban medicamentos anticonvulsivos con 71.340 personas en la población general emparejadas por edad, sexo y lugar de residencia.
El criterio principal de valoración fue una fractura que requirió atención médica, una visita al servicio de urgencias o un ingreso hospitalario. Las fracturas se evaluaron tanto en general como agrupadas en siete localizaciones
Un total de 109 de cada 1.000 personas con epilepsia sufrieron al menos una fractura durante el periodo de estudio, en comparación con aproximadamente ocho de cada 1.000 personas en la población general. La diferencia entre los grupos fue mayor entre los pacientes de 20 a 49 años.
Los lugares de fractura más comunes en ambos grupos fueron la parte inferior del brazo, la cadera y el fémur y la parte inferior de la pierna. Sin embargo, para todas las localizaciones estudiadas, la tasa de prevalencia fue mayor en el grupo de epilepsia (p < 0,001). En particular, las personas con epilepsia tenían muchas más probabilidades de sufrir fracturas de cráneo (14,1 frente a 0,1 por 1.000 personas) y mandíbula (3,90 frente a 0,04 por 1.000 personas).
En general, la tasa de incidencia de cualquier fractura en el grupo de epilepsia fue de 273 por 10.000 personas-año. Aumentó con la edad y fue mayor entre las personas que tomaban tres o más medicamentos anticonvulsivos frente a menos.
Entre las personas con epilepsia, las probabilidades ajustadas de fractura fueron un 56 % más altas para los que tomaban tres o más medicamentos anticonvulsivos en comparación con los pares que tomaban menos, y un 24 % más altas para los que tenían comorbilidades en comparación con los que no las presentaban.
