Acompañaban el tiempo y las ganas, pero SpaceX ha abortado el primer intento de lanzamiento de la Starship por un problema en una válvula de presurización de la primera etapa (más conocida como Super Heavy).
“Una válvula de presurización parece estar congelada, así que, a menos que comience a funcionar pronto, no habrá lanzamiento hoy”, tuiteó Elon Musk minutos antes de que SpaceX anunciara que el evento quedaba suspendido.
La compañía aprovechó la oportunidad para completar un ensayo húmedo o wet dress rehearsal (WDR) hasta que la cuenta atrás del lanzamiento alcanzó T-10 segundos. Esto significa que, salvo por el problema de presurización, el cohete pasó con éxito por la carga de metano y oxígeno líquido, tanto en el Super Heavy como en la Starship, así como el enfriado de los motores y el encendido del sistema de supresión de incendios de la plataforma.
El WDR es una prueba que SpaceX había omitido adrede para saltar directamente al procedimiento de despegue, pero que ahora servirá como aprendizaje previo al lanzamiento. “Hemos aprendido mucho hoy”, tuiteó Musk. “Ahora estamos descargando propelentes, volveremos a intentarlo en unos días”.
SpaceX necesita al menos 48 horas para restablecer el cohete y los depósitos de combustible y oxidante antes de realizar un nuevo intento de lanzamiento. Si tuviera que reemplazar la válvula, quizá necesitara aún más tiempo. Y si de Musk dependiera, lanzaría el 20 de abril (o 4/20, una fecha con un significado especial para los consumidores de cannabis).
La Starship es el cohete más grande de la historia. Aunque no alcanzará la órbita terrestre, la prueba integral supone el primer vuelo del cohete en su configuración orbital, con 33 motores en la etapa Super Heavy (modelo Booster 7) y seis en la etapa Starship (modelo S24). Está previsto que la nave caiga en el Pacífico, cerca de la costa de Hawái, tras rodear la Tierra, mientras que el propulsor caerá en el Atlántico tras una maniobra de giro y reencendido.
