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El día que a Eugenio casi lo hacen llorar

El día que a Eugenio casi lo hacen llorar
El Universal / El Tiempo Monclova
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El protagonista de Radical cuenta cuando un productor de Televisa le dijo que no tenía caso hacer castings si él no mejoraba en la actuación: “me dejó helado”, recuerda.

Muchas veces, mientras estudiaba actuación, a Eugenio Derbez le dijeron que no servía para estar en un escenario. Y en varias, hasta se lo comentaron de manera humillante.“Una vez estaba en los pasillos de Televisa con un productor de apellido Burillo, quien estaba por comenzar una telenovela, y le pregunté si podía hacer el casting. Se volteó y me dijo: ‘¿ya mejoraste? Sino, no tiene caso’. Y me dejó helado. Ese día me fui a casa con ganas de llorar y no saber nada de actuación”, relata.

Años antes, a su propia mamá, la actriz Silvia Derbez (La usurpadora), una profesora, le había quitado las ganas de ser bailarina, como era su deseo.“Contaba que a los ocho o nueve años estaba en esa clase y quería ir al baño, entonces la maestra la sacó y ya no quiso saber nada de baile”, recuerda.

“Es cuando nos preguntamos cuántas niñas y niños, pudieron ser buenos en algo, pero un no les detuvo todo”, reflexiona.

El tema de la falta de maestros sensibles no es gratuito. En su nueva película Radical, que contabiliza hasta ahora más de 2 millones de asistentes, se aborda el caso real de un grupo escolar de Tamaulipas que, gracias a un profesor ajeno al programa educativo oficial, pasó a ser de los peores en la prueba Enlace, a estar entre los primeros lugares.

De ese grupo salió Paloma Noyola, que en su momento fue catalogada por la revista Wired como la nueva Steve Jobs, por su destreza en las matemáticas.

Derbez interpreta al profesor Sergio Juárez, quien en la vida real sigue dando clases e incentivando a los alumnos a utilizar su creatividad para aprender.

Y de cierta manera, Eugenio fue un maestro para el elenco infantil, que prácticamente en su mayoría no había hecho nada ante una cámara.“El director (Christopher Zalla, Sangre de mi sangre) quiso tener reacciones genuinas ante la cámara y nunca les dijo que yo estaba en la película. Cuando fue la escena donde estoy tirado (en el suelo, de las primeras del filme), es cuando me ven y su cara de sorpresa es real”, cuenta.

“Cuando comencé a trabajar con niños (La misma luna, 2007) estaba aterrorizado, descubrí que debía ser amigos de ellos y es un trabajo de 24 horas por siete días a la semana. En maquillaje fue jugar, era hacer calzón chino por ejemplo para que al llegar a escena fuéramos una familia”.

El día que el profesor Juárez de la vida real visitó el set, Eugenio se sintió nervioso, pero éste le dijo que estaba haciendo un buen trabajo.

E actor subraya que la cinta no es para criticar al actual sistema educativo mexicano, sino para abrir la conversación sobre la necesidad de cambiar el modelo.“No queremos señalar ni acusar, sino al revés, enfocarnos en la historia de un mexicano que con ingenio logró sin recursos salir adelante”, recalca.

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