La cita de hoy en Emilia-Romagna era casi un match ball para la Roma de Mourinho. Muy lejos del liderato y con más incertidumbres que nunca desde que llegara el técnico portugués.
Se puede decir que Dybala y Kristensen han salvado los muebles del equipo entero.
El argentino sigue siendo el líder del proyecto y cuando no está se nota, pero por suerte para los tifosi giallorossi, hoy tuvo su día.
El primer tiempo fue más cruel de lo esperado para la Roma, un equipo que hizo casi todo bien, menos dominar las áreas. Más posesión (rozando el 70%), más tiros y más control para un equipo que necesitaba la victoria como el comer.
La conexión Dybala-Lukaku fue el mayor exponente de peligro visitante, sumados a los carrileros Karsdrop y Spinazzola, siempre incisivos. Ante todo ese peligro el que se iba haciendo grande fue Consigli, meta del Sassuolo, quien protagonizó un primer tiempo impoluto ante la desesperación giallorossa.
Con el gol de Matheus Enrique en el 25', se evidenció la falta de intensidad de la Roma, totalmente desdibujada en acciones defensivas.
El segundo tiempo estaría marcado por los detalles, y por una Roma que fue de menos a más. Un crecimiento muy marcado por la expulsión de Boloca a falta de media hora. Con uno más y un Dybala tirando del carro, los de Mourinho fueron capaces de darle la vuelta a un partido complicado.
El punto de penalti sería el responsable de la primera luz al final del túnel. La 'Joya' no perdonaría desde los 11 metros en el 76'. Tan solo seis minutos después, Kristensen , con la ayuda del defensa, anotaría el 1-2 para alivio romanista.
Tres puntos que son de oro para que la Roma siga soñando con puestos europeos, que este curso están más caros que nunca.
