Democracia en AL, asunto sensible en diálogo entre AMLO y Biden

Democracia en AL, asunto sensible en diálogo entre AMLO y Biden
El UNIVERSAL / El Tiempo de Monclova

Los gobiernos de México y EU precisaron esta semana que Biden, López Obrador y Justin Trudeau debatirán sobre migración, salud, seguridad, competitividad y cambio climático.

San José. – Los presidentes de México, Andrés Manuel López Obrador, y de Estados Unidos, Joe Biden, hablarán durante tres días de migración, seguridad, salud, cambio climático y economía, pero la polémica sobre la democracia en América Latina y el Caribe, factor crucial de las actuales relaciones de Washington con el hemisferio occidental—Cuba, Venezuela, Nicaragua y Perú—no aparece en la agenda de trabajo.

En una muestra del interés marginal o limitado que concedió a la zona en sus primeros 24 meses como presidente de EU, Biden emprenderá hoy su primer viaje a una nación de América Latina y el Caribe desde que asumió en enero de 2021 y llegará a la Ciudad de México, como única escala antes de retornar el próximo martes a su país.

Biden participará el martes en la X Cumbre de Líderes de América del Norte, en un encuentro con López Obrador como anfitrión y al que se unirá el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, cuyo arribo a la capital mexicana está previsto para mañana para sumarse a las fases previas de la cita cimera.

Los gobiernos de México y EU precisaron esta semana que Biden, López Obrador y Justin Trudeau debatirán sobre migración, salud, seguridad, competitividad y cambio climático. La palabra democracia no figura en lo que es, hasta ahora, el menú público del programa de trabajo trilateral.

Las profundas crisis de represión política, de deterioro o ausencia de la democracia y de fragilidad institucional que sacuden a Cuba, Venezuela y Nicaragua y provocaron distanciamientos entre Biden y López Obrador, no fueron citadas por los dos gobiernos como parte pública de la agenda.
La política exterior de López Obrador “en la práctica le da la espalda a las víctimas de graves abusos que se cometen en países como Nicaragua y Cuba”, afirmó la abogada venezolana Tamara Taraciuk, directora interina para las Américas de Human Rights Watch (HRW), grupo no estatal global de Washington de defensa de derechos humanos.

Al señalar que el gobierno mexicano “se escuda ciegamente en el principio de no intervención y defensa de la soberanía”, Taraciuk dijo que “en realidad, estos principios son arcaicos y no deberían invocarse cuando estamos ante derechos fundamentales de carácter universal”.“Biden estará ante una encrucijada cuando se siente a conversar con López Obrador sobre estos temas. Debería hacer hincapié en la necesidad de una respuesta regional unánime ante los abusos en la región, independientemente de la ideología del gobierno de turno”, añadió.

Biden “estará sentado ante el presidente de México, en quien ha delegado buena parte de la tercerización de la política migratoria estadounidense hacia America Latina, lamentablemente a costa de una crítica pública contundente de los problemas de derechos humanos en México, que van mucho más allá de su desafortunada política exterior”, subrayó.

López Obrador acusó repetidamente a EU de imponer su voluntad hegemónica, en mecanismos como la Organización de Estados Americanos (OEA) y en los nexos internacionales en general, como en las votaciones que México perdió en 2022 con candidaturas mexicanas en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

Por eso, también clamó en julio de 2021 por finiquitar a la OEA, al acusarla de ser una vía de intervencionismo de EU, y propuso gestar otra agrupación. En agosto de 2021, la cancillería mexicana recomendó: “Adiós OEA en su sentido intervencionista, injerencista y hegemonista y que venga otra organización que construyamos políticamente en acuerdo con EU”.

De manera coincidente, Cuba, Venezuela y Nicaragua adujeron repetidamente que son víctimas de la política intervencionista de EU y negaron que hayan violado los derechos humanos.
Cuba, Venezuela, Nicaragua y Perú emergieron como puntos de fuertes roces entre Biden y López Obrador desde enero de 2021. El plan de México sobre la OEA nunca fructificó.

López Obrador, no obstante, sí debió acatar una serie de imposiciones que EU dictó de 2019 a 2023 en asuntos migratorios que obligaron al gobierno de México a aceptar recibir en suelo mexicano a las decenas de miles de migrantes irregulares americanos, asiáticos y africanos que, todos los días, son expulsados de territorio estadounidense y provocan gigantescas aglomeraciones humanas en la frontera de ambos países.

 

La muralla de AMLO

En un choque con EU, el mandatario mexicano rechazó la invitación de Biden para la IX Cumbre de las Américas, que se realizó en junio de 2022 en Los Ángeles, California, justificó su decisión en que Washington no invitó a esa cita a Cuba, Venezuela y Nicaragua y recalcó que deben evitar las exclusiones.

EU alegó que los tres son regímenes represivos, dictatoriales y con carencias democráticas. Los presidentes izquierdistas de Honduras, Xiomara Castro, y de Bolivia, Luis Arce, se plegaron a López Obrador y tampoco asistieron.

En más de cuatro de sus seis años de gobierno, López Obrador ratificó su profunda alianza con la revolución de Cuba, que sigue rechazando las acusaciones en su contra de que agudizó la represión política interna y cometió repetidas y continuadas violaciones a los derechos humanos al amparo de su régimen de partido único (comunista).

López Obrador se alió con La Habana en culpar al embargo económico que EU le impuso en 1962 a Cuba de todas sus dificultades e ignoró las denuncias de que el aparato revolucionario cubano intensificó la represión a sus adversarios en 2021 y 2022.

Aferrado a la política de no intervención en asuntos internos de otros países, López Obrador se negó a condenar las violaciones a los derechos humanos por las políticas represivas de los gobiernos izquierdistas de Nicaragua y Venezuela.

“Con el pretexto y el cuento de la libre autodeterminación de los pueblos y de que su política es independiente (a EU), México ha sido muy generoso y flexible en el tratamiento a las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua”, aseguró el mayor nicaragüense en retiro, Roberto Samcam, experto en asuntos militares, de defensa y seguridad y exiliado en Costa Rica.

“López Obrador está plegado ideológicamente a ellas. Es una forma de mantener a flote a esas dictaduras. El problema de la política exterior mexicana es esa ambivalencia”, puntualizó Samcam a este diario.

Una momia

México se abstuvo en la OEA en noviembre de 2021 para negarse a condenar al gobierno de Nicaragua por las elecciones presidenciales nicaragüenses de ese mes, que fueron calificados como ilegítimas por el foro regional.

La oposición política nicaragüense, que está arrinconada, encarcelada o en el exilio por el acoso del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y de su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, acusó que López Obrador “calló como momia” ante los fraudes electorales en ese país en 2021 y en 2022.

López Obrador continuó reconociendo como legítimo a Nicolás Maduro como presidente de Venezuela. EU reafirmó este mes que desconoce a Maduro como mandatario y recalcó que fue elegido en comicios ilegítimos en 2018.

A los casos de Cuba, Venezuela y Nicaragua se unió el conflicto que el 7 de diciembre anterior estalló en Perú, cuando el entonces presidente peruano, Pedro Castillo, falló al ejecutar un golpe de Estado. En respuesta, el Congreso de Perú lo destituyó, lo sustituyó en la presidencia por la vicepresidenta, Dina Boluarte, y la policía lo arrestó para someterlo a la justicia por presunta corrupción.

López Obrador salió en defensa de Castillo y argumentó que el maestro y sindicalista peruano fue víctima de las élites políticas y económicas de Perú. México reclutó a Argentina, Colombia y Bolivia y los cuatro, en un pronunciamiento en bloque del 12 de diciembre, reafirmaron su respaldo a Castillo, proclamaron que todavía lo reconocen como presidente legítimo de Perú y se negaron a reconocer a Boluarte.

El 16 de ese mes, López Obrador fustigó al gobierno de Biden por la crisis peruana porque la embajadora de EU en Lima, Lisa Kenna, visitó el 13 a Boluarte. El gobernante mexicano calificó esa visita como acto de prepotencia, antidiplomático e irrespetuoso de la independencia y la soberanía.

“Hablan de democracia en EU y de libertad. Estaba viendo ayer (15 de diciembre) una visita que hace el 13) la embajadora de EU al Palacio de Gobierno de Perú. Independientemente que pueda ir un embajador a cualquier sitio, no les parece un acto de prepotencia, el no cuidar las formas, el no actuar con respeto”, puntualizó.

En contraste, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), instancia autónoma de la OEA, condenó las “decisiones contrarias al orden constitucional” adoptadas por Castillo y elogió “la actuación inmediata de las instituciones” de Perú “en defensa de la democracia”, evitar el “quiebre institucional” y resguardar la vigencia del Estado de derecho.

También destacó “la separación e independencia de los poderes públicos”, en referencia al sistema de justicia en Perú que deberá procesar a Castillo por sus presuntos delitos.

 “Lamentablemente, si algo hay que discutir, no solamente entre Biden y López Obrador, sino entre América Latina y el Caribe y López Obrador es cómo abordar la actual degeneración institucional y política (regional)”, planteó el politólogo, sociólogo y relacionista internacional boliviano Franco Gamboa, profesor de Estudios Latinoamericanos y Política Comparada en la (no estatal) Universidad Marymount, de Virginia, EU.

López Obrador está “aferrado a la ideología que ya no funciona, atraído por las momentáneas estrellas del populismo” de la izquierda en América Latina y el Caribe, declaró Gamboa a este periódico.

Sin que la democracia sea todavía un punto públicamente identificado por EU o México como parte de las pláticas que comenzarán hoy, el temario difundido por los estadounidenses solo registró una mención general a las cuestiones que discutirán Biden, López Obrador y Trudeau: “aumentar la coordinación en asuntos globales y regionales”.

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