Mucho ha pasado y mucho se ha dicho.
Las campañas de los candidatos por la gubernatura de Coahuila han comenzado y con ellas la carrera por el anhelado trono. Mucho ha pasado y mucho se ha dicho para llegar a estas instancias, recordemos primeramente la ruptura de Ricardo Mejía Berdeja con el presidente López Obrador y su decisión de aceptar la encuesta que puso como candidato a Armando Guadiana por Morena en Coahuila; sin temor a equivocarme, la decisión de postular al empresario carbonífero era la correcta desde un principio, ya que contaba con la aprobación de la región centro del estado, no así Mejía, quien a punta de carteles publicitarios por todo el estado forzaba a la ciudadanía a que lo conociera, táctica que no le funcionó y terminó perdiendo en las encuestas internas, de las cuales nunca aceptó el resultado.
Sin embargo, luego de un par de manazos salió a decir, nada convencido, que aceptaba haber perdido, algo que nadie le creyó luego de la sarta de acusaciones que hizo contra el mismo Armando Guadiana y el presidente nacional de Morena, Mario Delgado. O sea ¿cómo?, ¿atacar al candidato elegido democráticamente por tu partido y además presidente del movimiento que dices representar? No creo que eso sea algo que pueda defenderse con ningún argumento.
Aun así, con la muñeca en el suelo y ardiendo de coraje, corre a las filas del Partido del Trabajo (PT), quien históricamente ha hecho alianzas con Morena, pero en esta ocasión le ofrece ser el candidato único para contender por la gubernatura con el lema de que quienes realmente siguen la cuarta transformación (4T), son ellos.
De inicio, lo único que logró con tal berrinche, fue fraccionar a la izquierda, que en lo federal se había bien logrado y esto fue el principio del fin, ya que dividió al electorado, confundiéndolo y haciéndolo dudar de quién realmente tiene la razón, beneficiando directamente al abanderado por la alianza PAN-PRI-PRD, Manolo Jiménez, alianza que desde un principio se puso de acuerdo y sabía que de contender de manera individual difícilmente podrían hacer frente al efecto “López Obrador” independientemente del candidato que el Movimiento de Regeneración Nacional pusiera al frente, cosa que Berdeja nunca entendió y lo vencieron sus ganas de poder y su ego golpeado. Así pues, una vez arrancada la carrera por la gubernatura, quien está a la cabeza en las encuestas es Manolo, quien según una encuesta de El Heraldo, obtendría el 40.1% de los votos si hoy fueran las elecciones, seguido de Armando Guadiana con casi nueve puntos menos y 31.6% de las preferencias. Berdeja ocupa el puesto número tres con solo 15.8% y de Lenin Pérez, candidato por UDC y PVEM ya ni hablamos, solo pinta el 3.6%.
El panorama es más que claro y las peleas internas tienen graves consecuencias como puede verse; la ventaja conforme avanzan los meses va aumentando en favor de la coalición PAN-PRI-PRD y, de seguir igual las cosas, puede incrementarse aún más, aunque claro, en la política y en el amor todo puede pasar y no sabemos qué cartas pueda barajar Armando Guadiana, que de inicio tiene bastante cola que le pisen y es bien sabido que su corazón no es de Morena, sino de donde se encuentre el hueso.
La temporada divertida en la que todos sacan sus trapitos al sol está oficialmente inaugurada; de aquí a junio comenzarán los escándalos y los documentos que avalan propiedades. También comienza la época de la humildad de los candidatos visitando comunidades necesitadas llevando despensas y materiales de construcción. Nada que no se haya visto antes, pero para ganar elecciones se necesita buena organización, así como mucho colmillo y ya vimos quién sí lo supo pulir.
¿No cree?
