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Cumbre migratoria de Chiapas ante un camino, ¿sin salida?

Cumbre migratoria de Chiapas ante un camino, ¿sin salida?
El Universal / El tiempo Monclova
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Los gobernantes de varios países latinoamericanos y caribeños se enfrentarán a un conflicto laberíntico para tratar de resolver la masiva migración irregular en América en 2023. 

Una cumbre de gobernantes de varios países de América Latina y el Caribe que se realizará el domingo en Chiapas, México, para intentar buscar una solución a la profunda crisis migratoria de 2023 que se confirmó como la más grave de los siglos XX y XXI en América, podría desembocar en una realidad: el conflicto… carece de salidas factibles a corto y mediano plazo.

Represión política y crisis socioeconómica con hambre, aguda escasez de bienes básicos o desesperanza en Cuba, Venezuela y Nicaragua. Crimen organizado, pandillas, narcotráfico, violencia, inseguridad, miedo y marginación socioeconómica en México, Guatemala, Honduras, El Salvador, Ecuador, Haití o Colombia.

El diagnóstico está claro: esas son las causas profundas de la masiva migración irregular de latinoamericanos y caribeños que se intensificó sin cesar en el siglo XXI y llegó en 2023 a convertirse en el más grave conflicto de movilidad humana en la historia de América.

Si para acabar con la migración irregular cubana, como exige el régimen cubano, se requiere que Estados Unidos elimine el embargo o bloqueo económico que impuso en 1962 a Cuba, para que supuestamente se resuelvan los problemas socioeconómicos de la isla, las expectativas reales de alcanzar lo antes posible ese objetivo parecerían lejanas.

Estados Unidos, que condicionó levantar las sanciones a la democratización de Cuba, estará ausente en Chiapas.

O si la esperanza de terminar con la movilidad humana al exterior del país caribeño se sustenta en que el régimen cubano renuncie a su sistema comunista, deje de reprimir a sus adversarios, permita la existencia de partidos políticos de otras ideologías—y no solo del Partido Comunista de Cuba—y de elecciones libres o de la libertad de expresión y de prensa, la perspectiva se mostraría inalcanzable.

Cuba, que ratificó que jamás cambiará de modelo político, tendrá un éxito político y diplomático si en la cumbre se pide el levantamiento del embargo de EU, aunque ese clamor retórico, y múltiples veces repetido en conferencias gubernamentales internacionales, tampoco provoque cambios sustanciales inmediatos en la realidad cubana del día a día. Pedidos similares podrían surgir en Chiapas con respecto a las sanciones económicas de EU sobre Nicaragua y Venezuela.

Más allá de Cuba, Venezuela y Nicaragua, si el final de todos los dramas migratorios depende de sepultar las dificultades de México, Guatemala, Honduras, El Salvador, Ecuador, Haití o Colombia con crimen organizado, pandillas criminales, narcotráfico, violencia, inseguridad, miedo y marginación socioeconómica… la meta se aleja todavía más.

“Hemos visto como se ha agudizado en los últimos años, meses, el cierre de espacios cívicos y la persecución a oponentes políticos, personas defensoras de derechos humanos, periodistas y eso no solo en Venezuela, Nicaragua o en Cuba, sino también muy cerca, en Guatemala y en El Salvador también”, afirmó la abogada francesa Adeline Neau, investigadora regional para Amnistía Internacional (AI).

Con más de la mitad de los 35 millones de habitantes de Honduras, Guatemala y El Salvador en miseria extrema o moderada, miles de guatemaltecos, hondureños y salvadoreños escapan al exterior todos los días del desempleo, la marginación económica, la violencia y la inseguridad.

“América Latina y el Caribe sigue siendo una región con una desigualdad brutal. Eso agrava también los impactos del cambio climático”, agregó la investigadora de la sección para México de AI, organización mundial no estatal de derechos humanos con sede en Londres.

“La región entera tiene los ojos puestos en la reunión de Chiapas. AI tiene la esperanza de que los gobiernos se comprometan a ver el problema como es: una región donde la gente se ve obligada a salir para resguardar su vida y su integridad, porque no se les garantizan sus derechos humanos. Así de sencillo”, dijo Neau.

Al destacar que “la migración no forzada no es una fatalidad”, denunció que “la situación actual es el resultado de años de políticas migratorias crueles, inhumanas”.

Sobre los orígenes del fenómeno, citó en específico “la crisis de derechos humanos y la emergencia compleja humanitaria en Venezuela y las violaciones masivas a los derechos humanos y la crisis profunda política, sanitaria y de seguridad que amenaza los derechos humanos en Haití”.

Tras precisar que AI espera mayor compromiso de los presidentes con el asilo y otros mecanismos, recalcó que “no es opción, es obligación de los Estados (…) buscar soluciones (basadas) en la solidaridad y la cooperación para garantizar una protección efectiva de aquellas personas que huyen de sus países”.

Con el asilo y otras vías de regular y segura, deben respetarse los derechos humanos y la institucionalidad “que se necesita para garantizarlos (…) y entender que es un tema de sobrevivencia: la gente no migra por gusto”.

Los datos de la Patrulla de Aduanas y Protección Fronteriza de EU (USCBP, por sus siglas en inglés) reconfirmaron la magnitud del problema.

El total de personas, en su mayoría americanas, africanas y asiáticas, pero también europeas, retenidas por USCBO en la frontera de México y EU del primero de octubre de 2022, cuando empezó el año fiscal previo, al 31 de agosto de 2023 llegó a 2 millones 206 mil 38 y se aproximó a los dos millones 378 mil 944 de todo el periodo de octubre de 2021 a septiembre de 2022.

Las cifras oficiales del año fiscal que cerró el 30 de septiembre anterior en los límites de México y EU ya superaron a la etapa de octubre de 2020 a septiembre de 2021, con un millón 734 mil 686 y a la de octubre de 2019 a septiembre de 202o, con 458 mil 88. Faltan las cifras de septiembre de 2023 para completar el panorama.

El recuento oficial de retenidos en todos los pasos fronterizos de EU llegó a dos millones 766 mil 582 de octubre de 2021 a septiembre de 2022, mientras que de octubre de 2022 a agosto de 2023 se ubicó en dos millones 860 mil 127. De octubre de 2020 a septiembre de 2021, en los más distintos puestos limítrofes de EU, fue de un millón 956 mil 519, frente a 646 mil 822 de octubre de 2019 a septiembre de 2020.

Si la corriente humana de octubre de 2021 a septiembre de 2022 derribó récords, la de octubre de 2022 a septiembre de 2023 marcará cifras sin precedentes.

“Lo que vemos en los últimos meses y semanas es que el número y el porcentaje de niños y niñas migrantes en toda América Latina y el Caribe ha incrementado de manera muy significativa”, aseguró el belga Laurent Duvillier, vocero para América Latina y el Caribe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF por sus siglas en inglés).

“En todo el mundo, alrededor del 15% de las personas que migran son niños, pero en la región (latinoamericana y caribeña) una de cada cuatro personas que migran es niña o niño y, muchos de ellos, a través de las selvas del Tapón del Darién. La mitad de los niños que cruzan esa selva entre Colombia y Panamá son niños de menos de 10 años”, narró Duvillier a este periódico.

“Estos niños tienen necesidades específicas. Nuestro llamado desde UNICEF es que, al momento de considerar la respuesta humanitaria y de desarrollo a los flujos migratorios, es muy importante que los gobiernos de América Latina y el Caribe tomen en cuenta el perfil de las personas migrantes y esta cara cada vez más es de niño y de niña”, puntualizó.

Urgió a crear condiciones en los países de origen para que “estos niñas y niños con sus familias puedan quedarse en sus comunidades”, mientras que en los de tránsito reciban “atención y protección especiales” y en los de acogida, como EU, México y Centroamérica, obtengan “una posibilidad de integrarse en la sociedad” y en el aparato educativo y de salud.

“Una niña o un niño migrante que se queda fuera del sistema de salud y educación no tiene ningún beneficio para nadie, ni al país de origen, de tránsito o de destino. Hay que convertir al niño o niña migrante en oportunidad de desarrollo para toda la región y eso requiere visibilizar la cara de niñez de la migración cada vez importante en América Latina y el Caribe”, señaló.

Al pedir “no olvidar” a las naciones de acogida y de tránsito, recordó que los migrantes representan “una carga adicional sobre los servicios de base muchas veces en comunidades que ya son extremadamente vulnerables en las zonas fronterizas, donde hay ya muy poco acceso a recursos como el agua, la educación y la protección”.

“Esto debe ser tomando en cuenta por los gobiernos: las necesidades de las poblaciones migrantes y las de las comunidades de acogida para brindarles un paquete de asistencia para reforzar los servicios de base de salud, educación, y puedan al mismo tiempo beneficiar a los infantes de las comunidades de acogida como a niñas y niños migrantes”, sugirió.

El Darién se convirtió en uno de los principales centros mundiales de atención del conflicto migratorio humanitario, como muralla natural de casi 21 mil kilómetros cuadrados de tupida vegetación tropical, pantanos, montañas y múltiples accidentes geográficos que comparten Colombia, por el occidente, y Panamá, por el oriente, y que impide que el sur y el norte de América estén unidos por la Carretera Interamericana.

El tránsito aumentó desde 2016. El registro oficial de Panamá indicó que el número de migrantes irregulares que transitó por esa jungla pasó de unos 20 mil en 2016, 133 mil 726 en 2021 y 248 mil 284 en 2022 a 320 mil 98 del primero de enero al 28 de agosto de 2023.

La (estatal) Defensoría del Pueblo de Colombia reportó que, a octubre de este año, la cifra ya subió a unos 417 mil migrantes, casi 100 mil más durante el cierre de agosto, todo septiembre y lo corrido de este mes, en un viaje peligroso en medio de criminales y amenazas naturales que transformaron al Tapón en una tenebrosa trampa mortal.

Sin que se descarten cambios en la lista de asistentes a una cumbre convocada por el gobierno mexicano, los presidentes de México, Andrés Manuel López Obrador, de Cuba, Miguel Díaz-Canel, de Colombia, Gustavo Petro, de Venezuela, Nicolás Maduro, de Honduras, Xiomara Castro, de Ecuador, Guillermo Lasso, y de Guatemala, Alejandro Giammattei, y el primer ministro de Haití, Ariel Henry, se reunirán este domingo en Palenque, Chiapas.

Los ocho son países generadores y expulsores de migrantes. Costa Rica, que principalmente punto de tránsito y destino de viajeros irregulares, estará representada por la vicepresidenta Mary Munive.

El presidente de Panamá, Laurentino Cortizo, designó a la canciller Janaina Tewaney Mencomo, como su delegada en la cita cimera en Chiapas. También se espera conocer a los emisarios de El Salvador y Belice.

Como sede del encuentro, ese estado del suroeste de México se consolidó en este siglo como uno de los principales pasadizos de migrantes irregulares de América Latina y el Caribe, a los que se suman africanos, asiáticos y algunos europeos, como ucranianos y rumanos.

De previo a la cumbre migratoria en Chiapas, la duda persistió: ¿es un conflicto internacional… sin salidas?

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