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Cuando las experiencias dolorosas de los niños se expresan en espasmos del sollozo

Cuando las experiencias dolorosas de los niños se expresan en espasmos del sollozo
AGENCIAS / EL TIEMPO
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Los espasmos del sollozo son una respuesta fisiológica y emocional que puede experimentar un niño o una niña frente a una experiencia dolorosa o angustiante. Se trata de una reacción común en la infancia y puede manifestarse como un llanto intenso, acompañado de una dificultad para respirar de manera regular. A veces los niños, especialmente los más pequeños, pueden tener dificultades para expresar sus emociones con palabras, por lo que recurren al llanto.

Los espasmos del sollozo son una forma de liberar la tensión emocional que están experimentando, pero de manera alarmante. Estas experiencias dolorosas pueden ser diversas, como la pérdida de un ser querido, la llegada de un hermanito, una situación de miedo, inseguridad, violencia, frustración o ansiedad, o incluso un dolor físico.

La primera descripción de este síndrome fue realizada por Nicholas Culpeper, (1616-1654), médico herborista y farmacéutico. La aparición en publicaciones pediátricas es del siglo XXI. Tuvo diferentes nombres entre ellos convulsión afectiva respiratoria, hasta que en 1932 se propone el término espasmo del sollozo destacando en qué momento aparece, es decir, en medio del llanto.

No hace mucho el bebé era considerado como un ser pasivo a alimentar, higienizar, dejar dormir y cuidar para que sobreviva, sin grandes interacciones con el entorno. Hoy, sin embargo, se le reconoce un funcionamiento psíquico así como algunas circunstancias que pueden enfermarlo o desestabilizarlo y cuyas raíces emergen incluso antes del nacimiento.

"Un niño o una niña que se expresa a través de un espasmo de sollozo tiene algo para decir y quizá para denunciar", dijo la psicóloga Sonia Almada

Los trabajos que se han avocado y siguen investigando para comprender esta manifestación donde se produce un encuentro disruptivo entre los psíquico y somático, están sostenidos en la observación del vínculo entre el niño y su madre y/o sus cuidadores principales. Así el bebé pasó de objeto a observar a sujeto activo dotado de capacidades organizadas, intenciones y alta sensibilidad para comunicarse de todas las maneras posibles, hasta para mostrar su disconfort, frustración y enojo.

Estos trabajos dieron como resultado la publicación del libro titulado “El niño y su cuerpo”. Allí la descripción clínica dice que se trata de un trastorno que aparece en niños sanos cuyo crecimiento es normal y tienen un desarrollo general e intelectual óptimo. La primera crisis se produce en general entre los 6 y los 8 meses. Puede aparecer antes o después y hasta los dos años, pero es más inusual.

Es importante que los adultos que acompañan a los niños en estas situaciones sean comprensivos y pacientes

Existen dos formas, la cianótica azul es cuando el bebé comienza a llorar muy fuerte cuando no le hacen caso, le dicen que “no”, siente dolor o lo retan y eso suscita lo que podríamos llamar enojo. La respiración se hace cada vez más rápida y el tórax se bloquea y se produce una apnea. Deja de respirar. Adviene entonces la cianosis, se comienza a poner color azul. Finalmente, el niño pierde la conciencia y cae desmayado. A veces sus ojos se ponen en blanco. La pausa respiratoria dura algunos segundos, que son eternos para los padres, y luego de una sacudida el bebé vuelve a respirar.

 

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