Cristi y sus hijos han tenido que soportar fríos que queman, calores que asfixian y enfermedades que desesperan.
Cristi tomó una decisión huir del gobierno de Maduro, agarró a sus 3 hijos y cruzó por lo menos 10 países para buscar el refugio en “la bestia’’ que la llevaría a conseguir el sueño americano: triunfar en los Estados Unidos y darles una mejor calidad de vida. Sin embargo, por ahora han tenido que soportar fríos que queman, calores que asfixian y enfermedades que desesperan.
Suzet de 10 años, Roinel de 8 y Cristina de 13 temerosos y en incertidumbre viajan de la mano de su madre en quien confían ciegamente, hasta ahora han padecido enfermedades como gripes y fiebres, vómitos y mareos, pero afortunadamente han tenido la oportunidad de recuperarse y seguir refugiándose en “la bestia”.
Harta y cansada de la cruda y gris vida con hambre que se vive en Venezuela esta mujer relató que, no aguantó más y se aferró a la idea de buscar una vida digna para sus hijos, por lo que vendió todas las cosas de mucho o poco valor que tenía en su país y decidió emprender un largo camino. Pero todo ha sido un verdadero calvario, los han acorralado y quitado hasta el último peso, los protagonistas de estos crímenes han sido las propias autoridades del país y algunos más mexicanos de mal corazón, dijo Cristi.
A ello se le suman los climas extremos que deben soportar, por ejemplo al sur del país en Guanajuato justo en los montes de donde partía el tren el trayecto se volvía más que difícil, pues debían soportar fríos que quemaban sus labios hasta ponerlos morados mientras que, al llegar al norte en la región centro las altas temperaturas los sofocan y han causado que vivan deshidrataciones o con altas fiebres, “las dos niñas grandes se me enfermaron refeo con una gripa, pero fui a una farmacia y agradezco a Dios que me quisieron atender y me les dieron unas pastillas que los compuso” señaló la madre.
Ser mujer y viajar sola con niños lo ha vuelto más difícil contó Cristi, pero afortunadamente se encontró con un grupo 3 hombres jóvenes que los han ayudado durante el camino y protegido, pues afortunadamente hasta ahora nadie les ha tocado un pelo “he tenido mucha suerte, no me ha pasado lo horrible que a otras mujeres, y por eso doy gracias a Dios yo trato de ir tranquila y no meterme con nadie”. Por ahora Cristi espera llegar a Dallas Texas en donde cuenta con personas que los esperan. “Esta es mi familia por la que estoy luchando en estos momentos” finalizó.
