Durante el periodo en el que circuló principalmente la variante ómicron del SARS-CoV-2, los pacientes con COVID-19 y un tumor sólido mostraron un riesgo mayor de muerte y hospitalización en comparación con aquellos con COVID-19 sin cáncer.
La vacunación contra la COVID-19 mitigó el riesgo de los pacientes con cáncer.
En el análisis del estudio publicado en JAMA Oncology se estudió el momento en que la variante ómicron era predominante.
En los estudios realizados antes de que esta oleada pandémica (noviembre de 2021) se mostró que los pacientes con cáncer tienen una mayor tasa de letalidad (tasa de mortalidad) por COVID-19.
Se utilizaron datos extrapolados de una organización sanitaria nacional de Israel.
Se incluyeron pacientes diagnosticados de COVID-19 entre diciembre de 2021 y septiembre de 2022, con 7.432 pacientes con un tumor sólido (consulta oncológica entre enero de 2017 y septiembre de 2022) y 14.864 controles.
La tasa de mortalidad a los 30 días del diagnóstico de COVID-19 fue mayor en el grupo de participantes con cáncer que en el grupo control (1,6 % frente a 0,8 %; [odds ratio] OR 2,12), al igual que la tasa a los 90 días (2,7 % frente a 1,3 %; OR 2,09).
La tasa de hospitalización a 30 días también fue mayor en el grupo de cáncer que en el grupo de control (2,8 % frente a 1,2 %; OR 2,44).
Un mayor riesgo de mortalidad a los 30 y 90 días y de hospitalización a los 30 días se asoció con mayor edad, ausencia de vacunación contra la COVID-19 y puntuaciones más altas en el índice de comorbilidad de Charlson modificado.
Además, el riesgo de mortalidad a los 30 días se asoció con la ausencia de infección previa por SARS-CoV-2, el riesgo de mortalidad a los 90 días con el sexo masculino y un índice de masa corporal bajo, y el riesgo de hospitalización a los 30 días con el hábito tabáquico.