Se sabe que las enfermedades crónicas pueden tener un gran impacto en la capacidad laboral. Un estudio estadounidense que acaba de publicarse en la revista JAMA Internal Medicine demuestra que existe una asociación entre el manejo eficaz de la diabetes de tipo 2 y los resultados laborales.
Entre los pacientes diabéticos que participaron en un programa intensivo basado en dieta, ejercicio y asesoramiento, el porcentaje de personas empleadas, más de diez años después de la aleatorización, era un 3 % superior al de los pacientes a los que no se les había ofrecido este programa. Los que más se beneficiaron de la intervención fueron los pacientes con niveles educativos más bajos.
Actuar para mirar al futuro
Los autores del estudio utilizaron datos de la agencia gubernamental que administra la seguridad social en Estados Unidos -la Social Security Administration (SSA)- para investigar los efectos en la productividad laboral de una intervención diseñada para prevenir la progresión y las complicaciones de la diabetes tipo 2.
El ensayo LookAHEAD había reclutado a 5.145 sujetos de entre 45 y 75 años con diabetes de tipo 2 con sobrepeso u obesidad. La mitad de los participantes habían sido asignados aleatoriamente al programa de intervención intensiva en el estilo de vida. Los participantes en el programa se habían reunido individualmente con nutricionistas, entrenadores, asesores y expertos en psicología conductual, al principio semanalmente (durante los seis primeros meses) y después cada vez con menos frecuencia (a partir del cuarto año la reunión fue mensual). Los pacientes asignados al grupo de control, por su parte, participaron en reuniones de grupo sobre diabetes (al principio una vez cada cuatro meses y luego una vez al año).
El objetivo de la intervención era conseguir y mantener una pérdida de peso corporal de al menos el 7 %. Los resultados del ensayo demostraron que la intervención no solo conducía a una pérdida de peso, sino también a una reducción de los niveles de hemoglobina glucosilada y a mejoras en la función física.
Los efectos en la vida laboral
Huckfeldt y sus colaboradores se preguntaron si los participantes en el ensayo LookAHEAD habían seguido trabajando o habían tenido que recurrir a las prestaciones por incapacidad. Para ello, analizaron a los pacientes (n=3.091) que habían dado su consentimiento para que sus datos se relacionaran con los registros de la SSA como parte del seguimiento.
Con el paso de los años, el porcentaje de personas empleadas había disminuido significativamente: 15 años después de la aleatorización era aproximadamente un tercio del registrado siete años antes de la aleatorización. No obstante, el porcentaje en el grupo asignado al programa de intervención intensiva en el estilo de vida era 2,9 puntos (IC 95 %: 0,3-5,5) superior al del grupo de control (p=0,03). Por el contrario, no hubo diferencias significativas en el porcentaje de pacientes que recibieron prestación por incapacidad (p=0,13). El análisis de subgrupos mostró que la asociación entre el programa de intervención intensiva en el estilo de vida y el empleo era mayor entre los que no habían asistido a la universidad. Una posible explicación de este hallazgo es que la mejora de la función física puede haber sido más relevante para los participantes que desempeñaban trabajos más exigentes físicamente y tenían menos probabilidades de poseer títulos de educación superior.
La productividad laboral como resultado del manejo de una enfermedad crónica
"El nuestro es uno de los primeros estudios, hasta donde sabemos, en vincular datos clínicos experimentales con registros administrativos para evaluar la asociación entre el manejor eficaz de una enfermedad crónica y los resultados en el mercado laboral", escriben los autores. "Nuestros resultados también encajan en el antiguo debate sobre cómo influye la salud en el estatus socioeconómico. Investigaciones anteriores han establecido la importancia de la salud en el útero y en la infancia en la formación de habilidades cognitivas y no cognitivas y en los resultados económicos en la edad adulta. Nuestro estudio aporta pruebas de que mejorar la salud en etapas posteriores de la vida (en este caso, mejorar el manejo de la diabetes de tipo 2) puede proporcionar beneficios económicos al prolongar la capacidad laboral y reducir la participación en programas de apoyo a personas con discapacidad".