El estrés de madres, padres y cuidadores repercute en salud física y emocional de los hijos. ¿Cómo evitarlo?
Las deudas, el trabajo, los pendientes, los planes, la crisis económica, la violencia, los trabajos del hogar, el tráfico, las tareas de los niños, el cambio climático, existen diversas razones por las cuales madres, padres y cuidadores pueden vivir y sentir estrés. Si añadimos estas crisis con las labores de cuidado y crianza, con el tiempo podemos tener como resultado a una persona con alguna enfermedad física o mental.
Aunque el estrés es una reacción natural para enfrentar retos, miedos y amenazas, cuando se vive con cotidianidad puede afectar la vida tanto de la persona que lo vive, como las personas que le rodean. En el caso de madres, padres y cuidadores esto repercute principalmente en las niñas y los niños. Las y los infantes pueden presentarlo mediante cambios en conductas, hábitos, estado de ánimo o salud física. Hoy te compartimos más información sobre el estrés parental, sus repercusiones en niños y cómo poder manejarlo.
¿Cómo afecta el estrés de los padres a los hijos?
De acuerdo con Hacer Familia, la familia funciona como un sistema donde todas personas cumplen con un rol. La acción de cada miembro influirá en las acciones de cada persona. En este caso, las y los niños son las personas más vulnerables debido a que reciben la influencia de cada persona. Cuando una persona adulta está estresada, puede afectar de manera nociva a los infantes.
El portal explica este proceso de la siguiente manera. Primero, el estrés provoca en la persona adulta irritabilidad, malestar, nerviosismo, ira, entre otras emociones. El niño al observar a la persona, empatiza y experimenta la tensión, el malestar y demás síntomas. Conforme a ello, las y los niños también aprenden a reaccionar al estrés en diferentes situaciones de su vida, aprendiendo a convivir con un ambiente de tensión y malestar.
Nemours KidsHealth detalla que el estrés en cantidades pequeñas puede provocar un impulso positivo. Por ejemplo, les puede ayudar a las y los niños a estar a la altura de un desafío para alcanzar una meta, concentrar sus esfuerzos y cumplir plazos. A la par, esto puede impulsar el desarrollo de habilidades y fortalezas. Sin embargo, cuando el estrés nocivo es intenso, grave, duradero o repentino, superando la capacidad del infante para afrontar la situación. Las y los niños comienzan a no poder vivir un solo minutos sin sentir estrés o que no cuentan con las habilidades para afrontarlo. Para el manejo del estrés:
- Pase un tiempo al aire libre: la luz solar, el aire fresco y los sonidos de la naturaleza ayudarán a mejorar el día a día
- Programe actividades sociales: tome su tiempo para socializar con familiares y amistades
- Aliméntese bien: mantener una alimentación saludable y descansar suficiente le permitirán tener más energía para lidiar con factores estresantes
- Únase a un grupo de apoyo: los grupos de apoyo ofrecen la oportunidad de hablar de sus sentimientos y miedos con otras personas
- Programe momentos diarios de relajación: dedique tiempo a realizar una actividad que le produzca relajación, como leer un libro, cuidar el jardín o escuchar música
Por su parte, tener conciencia de los niveles de estrés y cómo se expresan en la vida diaria de la persona, emprender acciones reales para bajar la tensión, disminuir las prisas de la vida diaria, así como simplificar la crianza. No hay padres perfectos y tampoco hijos. Tenga expectativas acorde a la edad, personalidad y condiciones individuales de sus hijos.
