Cómo afrontar los miedos y fobias de mi hijo en la infancia

Muchos de los miedos que encontramos en los adultos se generan casi en su totalidad en la niñez, normalmente antes de los cinco o seis años. Los miedos del tipo sangre-inyección-herida, detalla Psicoactiva, suelen aparecer antes de los siete años y mantenerse con el tiempo.

Por otro lado, las fobias suelen ser miedos irracionales y excesivos a objetos, situaciones o animales específicos. Estas pueden interferir significativamente con la vida diaria del infante y provocar ansiedad intensa, así como angustia emocional. Algunas fobias comunes en la infancia incluyen la fobia a los perros, a las arañas, a las agujas, a los lugares cerrados o a las alturas, entre otras.

Los factores más comunes para desarrollar fobias en la infancia, según el portal NuestroPsicólogoEnMadrid son:

• Experimentación: haber experimentado una situación traumática
• Testigo: haber experimentado una situación traumática como testigo
• Refuerzo positivo: de alguna manera las personas cercanas al entorno social de los infantes (familia o amigos) se convierten en los responsables de que esta se desarrolle.
• Personalidad: esto tiene que ver específicamente con la personalidad intrínseca del infante y no tiene que ver con el entorno

 

¿Cómo ayudar a mi hijo o hija a sobrellevar sus miedos y fobias?

Algunas medidas que las madres, padres y tutores pueden tomar para que su hijo o hija supere sus fobias y miedos son:

• Alentarlo a exponerse: desde el cariño y respetando su voluntad, alentarlo a entrar en contacto con lo que le produce fobia le ayudará a darse cuenta de que es mucho más estresante lo que cree que le sucederá, que lo que en realidad pasa.
• No facilitar la evasión: evadir es la forma más fácil de no enfrentar la fobia, por eso, se aconseja estimularlo para que se quede en el lugar y se percate de que nada le ocurrirá. Ofrecerle quedarnos a su lado es mucho mejor.

• Nunca reírnos de su miedo: es común que los adultos adopten una actitud burlona hacia los miedos de sus hijos sin tomar en cuenta que el infante se siente ridiculizado, por lo que, además de una fobia, cargará con un nuevo problema: la inseguridad en sí mismo y en el ambiente que lo rodea.