Hay comidas que asociamos con el verano, y muchas veces es porque nos refrescan e hidratan
Existen alimentos que pueden ayudarnos a combatir mejor las altas temperaturas , pero a veces nuestra intuición puede equivocarnos al elegir los más adecuados.
Uno de los aspectos principales a tener en cuenta cuando hace calor es la hidratación. La alimentación juega un papel clave en mantenernos hidratados. Por supuesto, es importante beber suficiente agua, pero también hay otros alimentos y bebidas que pueden ayudarnos en esta tarea.
En buen ejemplo es la leche, su capacidad para hidratarnos es incluso superior a la del agua. Esto se debe a que al beber leche retenemos más líquido y electrolitos en nuestro cuerpo que al beber agua. Algunas bebidas refrescantes y bebidas deportivas también pueden complementar la ingesta de agua, aunque no se ha demostrado que sean mejores que el agua en sí, como es el caso de la leche.
También es importante considerar los alimentos sólidos. La sandía es un clásico del verano, no solo porque está disponible durante esta época del año, sino por su alto contenido de agua. Casi todas las frutas contienen una buena cantidad de agua. Los higos, cerezas, melones y uvas son buenas opciones durante esta temporada.
Los melones están estrechamente relacionados con una de las verduras más ricas en agua del verano: el pepino, que tiene un contenido de agua del 95%. El tomate, otro fruto, se encuentra no muy lejos con un contenido de agua ligeramente inferior, del 94%. Podemos complementar la ensalada con lechuga, que tiene un contenido de agua del 96%, y apio, que tiene un contenido de agua del 95%.
Hacer caso a las necesidades de nuestro cuerpo suele ser una idea acertada, por lo que la mayoría de los consejos sobre alimentación en verano resultan intuitivos. Esto se aplica tanto a los alimentos que consumimos como a la cantidad.
Pero hay que tener en cuenta que las digestiones pesadas pueden ser incómodas con el calor, por lo que es recomendable optar por comidas más ligeras, sin descuidar nuestra nutrición y mantener una dieta variada. Si vamos a comer menos, debemos asegurarnos de que lo que consumimos esté cargado de nutrientes de manera adecuada. También hay que ser cuidadosos al cocinar los alimentos de origen animal de manera adecuada, consumirlos inmediatamente después de la cocción y tener en cuenta que el calor favorece la proliferación de bacterias y parásitos, lo que provoca que los alimentos se estropeen más rápidamente.
