En hierba pequeños detalles deciden los partidos. No hay la cantidad de 'breaks' que en otras superficies porque el saque es más difícil de contrarrestar por el bote bajo y resbaladizo de la pelota.
Carlos Alcaraz rompió todas estas teorías en su debut este martes en Wimbledon contra Jeremy Chardy. El murciano, de menos a más en su preparación para el torneo tras sufrir un pequeño percance en el aductor de la pierna derecha, inició su andadura con una rotura y la continuo con un rosco. Es la carta de presentación de un número uno.
La potencia de sus golpes se escuchaba en la pista 1 por el eco provocado por el techo retráctil. Llovía en Londres y mucho y la previsión tampoco era buena para lo que resta de día. El All England Club tiene la opción de tapar los dos estadios principales y eso da ventaja a los mejores tenistas del planeta.
Mientras Alcaraz avanzó a la segunda ronda, con un cómodo tanteo de 6-0, 6-2 y 7-5, en 1 hora y 53 minutos, su siguiente contrincante, que saldrá del duelo entre los franceses Arthur Rinderknech y Alexandre Muller, no sabe cuándo acabará y si lo hará hoy.
