A principios de 2023 se conoció un dato alentador sobre la mortalidad infantil en la Ciudad de Buenos Aires (CABA), la cual llegó a los valores más bajos desde que se comenzó a registrar en 1860.
Lo mismo sucedió a nivel nacional, cuando el Ministerio de Salud anunció en febrero último que Argentina registró el valor más bajo en mortalidad infantil de su historia. Los datos corresponden al año 2021, cuando la tasa –es decir, la cantidad de muertes de niñas y niños menores de 1 año nacidos vivos– descendió a 8 por mil, una reducción de más de un punto comparada con la de 2019 que se ubicó en 9,2 por mil.
Pero los pediatras piden más medidas preventivas mientras se conocen nuevos estudios que marcan dónde prestar más atención a las muertes prevenibles.
Esta semana, un estudio internacional publicado en JAMA alertó las maneras de evitar el 82% de muertes en menores de 5 años en países de bajos recursos, al identificar a un agente infeccioso y a la desnutrición como las causas más comunes de las fatalidades pediátricas. El estudio, que utilizó la técnica de autopsia mínimamente invasiva desarrollada por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), encontró un agente infeccioso en el 87% de los casos e identificó la desnutrición como la causa subyacente más común de muerte.
“Es un excelente estudio, muy interesante y sobre todo novedoso. Normalmente en muchos de los fallecimientos de los chicos podemos llegar a ser nada más que la autopsia verbal, es decir, algún tipo de antecedentes referido por los padres, circunstancias y demás, pero esto va mucho más, es mucho más representativo de lo que realmente puede haber ocurrido como causa de muerte y a su vez con varios factores predisponentes”, analizó a Infobae el doctor Omar Tabacco, ex presidente de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).
“No nos sorprende, que este informe demuestre que en los países de bajos recursos como los africanos, la muerte de los chicos menores de 5 años esté muy vinculada a su estado nutricional. Sabemos que la desnutrición aguda genera una predisposición a infecciones graves mucho más frecuente, estar mal alimentado, la carencia de nutrientes, de calorías, de proteínas, implica que el sistema inmunológico trabaja muy pobremente y que bacterias, parásitos son capaces en esas circunstancias de generar infecciones graves”, enfatizó el experimentado pediatra.
Y agregó: “Sin dudas, la desnutrición aguda tiene estas características, pero también existen otras desnutriciones que se llaman crónicas. La desnutrición aguda se representa por un muy bajo peso y por noxas (factores o elementos, tanto del medio exterior como del propio organismo, cuya presencia altera la Homeostasis y puede causar alteración o una enfermedad), que actúan rápidamente en el cuerpo. La desnutrición crónica es estar mal alimentado durante mucho tiempo y se expresa más claramente en la talla corta, con chicos que han pasado momentos sin alimentación, pero que a su vez después cuando se los ha realimentado ha sido con alimentos muchas veces de baja calidad, por ejemplo en hidratos de carbono y pocas proteínas de origen animal, lo cual genera un mal crecimiento sobre todo en la talla, por eso son chicos acortados. Esos son los dos ejemplos de la desnutrición, la desnutrición aguda, muy bajo peso y la desnutrición crónica acortada”.
Consultado por Infobae, el doctor Ramiro Heredia, médico clínico del departamento de Medicina Interna del Hospital de Clínicas José de San Martín indicó que el 99 % de los niños menores de 5 años que mueren en el mundo, se dan en países de bajos y medianos ingresos.
“La falta de agua potable y de saneamiento ambiental, son dos de los principales responsables de que muchas comunidades del mundo se vean afectadas por enfermedades diarreicas, fundamentalmente países en desarrollo, en los que vive más de la mitad de la población mundial. La enfermedad crónica, las diarreas, y la pobreza están directamente relacionadas, casualmente, con la desnutrición infantil, una enfermedad que contribuye y alimenta a otras enfermedades, y a la muerte en este grupo”, sostuvo Heredia.
“Todos los años mueren en el mundo alrededor de 500.000 niños menores de 5 años, a causa de enfermedades diarreicas, provocadas principalmente por el agua y los alimentos contaminados. Estas son una de las principales causas de muerte y desnutrición infantil. En otras ocasiones, el vector que transmite una enfermedad se reproduce en el agua, o pica en su proximidad: este es el caso del paludismo (por el parásito plasmodium), la fiebre amarilla, y el dengue, entre otras”, analizó Heredia.