Aranza Vázquez no sabe cuándo fue el momento en el que decidió dedicar su vida a los clavados, son de esas cosas que pasan.
Su historia en el trampolín comienza cuando tenía cuatro años y el ojo profético del entrenador Yunieski Hernández, hombre que dedicó su vida a formar a los mejores clavadistas sudcalifornianos, advirtió en la pequeña Aranza cualidades para los saltos ornamentales. Desde entonces, su nombre da vida a decenas de perfiles que descubren en su figura al nuevo rostro de los clavados en México, una disciplina que, a fuerza de resultados, se ha acostumbrado a la excelencia.
Nacida en La Paz, en el 2002, la evolución de Aranza la ha llevado a romper algunas barreras. En julio de 2021, por ejemplo, se convirtió en la clavadista mexicana debutante en unos Juegos Olímpicos más joven en obtener un sexto lugar desde el trampolín de 3 metros. Con apenas 18 años, Vázquez clasificó a la final y estuvo cerca de las medallas. Hace unos días se consagró como doble campeona nacional universitaria, en la NCAA, con la Universidad de Carolina del Norte. El siguiente paso será París 2024, en un ciclo que deberá comenzar con su presencia en el Campeonato Mundial de Fukuoka, en julio próximo.
“Tengo pensado ir al selectivo para el Mundial, y en ese también se clasifica para Centroamericanos, también quiero ir a Panamericanos. Eso ya se vería con mis entrenadores, tampoco quiero cansarme física y mentalemente y después no estar bien para el próximo año. Sería cuestión de ver qué competencias son más importantes, pero me encantaría ir a todo, especialmente a las competencias que dan pases para los Juegos Olímpicos, que son Mundiales y Panamericanos”, compartió Vázquez, en entrevista con ESTO.
Las medallas de oro desde el trampolín de 1 y 3 metros en los campeonatos nacionales han llenado de confianza a Aranza. Consolidada como la mejor clavadista universitaria de los Estados Unidos, el próximo reto apunta a París 2024, donde buscará mejorar el sexto lugar conseguido en Tokio, y por qué no, conseguir una medalla, así como lo hizo la ex clavadista Laura Sanchez, su más grande referente, cuando ganó el bronce en Londres 2012.
