Algunas razones para no dudar de la eficacia del refuerzo contra la COVID-19
AGENCIAS / EL TIEMPOAunque muchas personas siguen indecisas sobre recibir la última dosis de refuerzo de la vacuna contra la COVID-19, nueva investigación sugiere un argumento sólido para vacunarse este invierno: reduce drásticamente el riesgo de contraer la enfermedad.
Los investigadores descubrieron que vacunarse conducía a una reducción de 69% en el riesgo de desarrollar COVID-19 persistente entre los adultos que recibieron tres vacunas antes de infectarse. La reducción del riesgo fue de 37% para quienes recibieron dos dosis. Los expertos destacaron que la investigación proporciona un argumento sólido para recibir la vacuna, señalando que alrededor de 10% de las personas infectadas con SARS-CoV-2 continúan con COVID-19 persistente, lo que puede ser debilitante para una cuarta parte de aquellos con síntomas duraderos.[2]
Los datos provienen de una revisión sistemática de la literatura y un metanálisis publicados en octubre en Antimicrobian Stewardship & Epidemiology. Los investigadores examinaron 32 estudios publicados entre diciembre de 2019 y junio de 2023, en los que participaron 775.931 adultos. En el metanálisis se incluyeron 24 estudios que abarcaron 620.221 personas.
"El conjunto de pruebas de todos estos estudios diferentes convergen en una única realidad: los biológicos reducen el riesgo de desarrollar COVID-19 persistente y las personas que se mantienen al día en sus esquemas también obtienen mejores resultados que las que se vacunan una o dos veces y no hacen un seguimiento", afirmó el Dr. Ziyad Al-Aly, epidemiólogo clínico de la Universidad de Washington en St. Louis, Estados Unidos.
Los investigadores han informado resultados similares en niños. El equipo de la Iniciativa RECOVER de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos descubrió que las vacunas tienen una eficacia de hasta 42% para prevenir la COVID-19 persistente en la población pediátrica, señaló el Dr. Carlos Oliveira, especialista en enfermedades infecciosas pediátricas e investigador de la Yale University, en New Haven, Estados Unidos, que contribuyó al estudio, que se encuentra disponible como preimpresión, sin revisión por pares.[3]
Además de proteger contra otros problemas relacionados con la COVID-19, como días escolares perdidos, las vacunas también protegen a la población pediátrica contra el síndrome inflamatorio multisistémico, afección que puede ocurrir después de la infección por SARS-CoV-2. "Incluso si la vacuna no detiene por completo la COVID-19 persistente, sigue siendo bueno que esta población se vacune por todas estas otras razones", indicó el Dr. Oliveira.
Sin embargo, en Estados Unidos la aceptación de las últimas dosis de refuerzo ha sido lenta. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos informaron que a mediados de noviembre, menos de 16% de las personas mayores de 18 años había recibido una vacuna. En el caso de la población pediátrica la cifra se acercaba a 6%. Una encuesta reciente de la Kaiser Family Foundation encontró que las tasas de refuerzo para adultos son similares a las de hace un año.[4]
Los resultados de la encuesta sugieren que la gente ya no está tan preocupada por mantenerse al día con las dosis de refuerzo contra el SARS-CoV-2. Aunque la mutación actual del virus no es tan debilitante como sus predecesoras, la COVID-19 persistente sigue siendo un problema: en enero de 2023, 28% de las personas que habían contraído el virus experimentaron síntomas de COVID-19 persistente. Y aunque los mecanismos aún no se comprenden completamente y los investigadores no se han puesto de acuerdo sobre una definición de COVID-19 persistente, están seguros de algo: para empezar, la mejor manera es evitar infectarse.
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