A 29 años de la muerte de Colosio
Redacción/ El Tiempo de MonclovaUn día como hoy, pero de hace 29 años, el candidato para la presidencia y favorito para ganar las elecciones presidenciales de México en 1994 fue asesinado mientras saludaba a sus seguidores en una visita a Lomas Taurinas en de la ciudad fronteriza de Tijuana, Baja California.
El asesinato de Colosio fue cismático, pero el procesamiento del hecho mismo buscó ser aligerado por la vía de un candidato que lo sustituyó, no sin antes reivindicar, en su irrupción, la propia figura y pensamiento de quien había sido ultimado en campaña; en ese momento se desdibujaron también los elementos que habían planteado una tensión extrema a la campaña colosista por la vía de un conflicto armado en la región de las cañadas en el estado de Chiapas y por el mérito o demérito de una intermediación para pretender resolverla, más que polémica.
Emergía un acuerdo entre el nuevo candidato y el presidente de la República que superaba los graves entuertos que vivió la campaña de Colosio. Al mismo tiempo, los pronunciamientos a favor del sonorense quedaron en la retórica y, poco después, en el abandono prematuro; el presidencialismo estaba presente y pronto demostraría que no admitía yugos ni influencias precedentes.
Como partido del presidente, el PRI pronto se acomodó a esa égida, extraviando una oportunidad de afirmar su identidad y personalidad para escribir su propio derrotero. En buena medida, ello propició la derrota que sufriera en las elecciones presidenciales de 2000, mismas que estuvieron precedidas por una sobre manipulación del PRI desde la esfera de gobierno que, entre otros factores, condujo a una incesante y febril renovación de su dirigencia, conforme a los mandatos de la administración.
Entre tanto la figura de Colosio mantuvo y acrecentó su grandeza en el ánimo de la militancia del PRI. Ha sido el nombre y el hombre que proyecta a un PRI democrático y que mira a la evolución necesaria del régimen político, consecuente con la amplia crítica que él hiciera al presidencialismo y de proclamar la tesis de la reforma del poder.
Colosio fue un hombre de acuerdos y de reglas, aunque mucha de ellas buscó reformarlas, pero sin comprometer su observancia; fue candidato del PRI a la presidencia de la República ajustándose a las reglas entonces establecidas; a pesar de ello su actitud no tuvo correspondencia desde el poder, pues con él se rompieron las prácticas que ordenaban el proceso sucesorio convirtiéndole en víctima de condiciones que él no generó. El debate profundo del PRI de cómo organizar su vida interna de forma plena está desde entonces pendiente. Colosio no faltó, fue leal hasta el último momento, pero no hubo reciprocidad, con él se cometieron deslealtades.
Las incógnitas que prevalecen en el homicidio del candidato presidencial Luis Donaldo Colosio Murrieta, producto de las numerosas irregularidades que se presentaron en la investigación, han permitido que Mario Aburto Martínez, sentenciado por el crimen, intente obtener su libertad argumentando haber sufrido amenazas y tortura a lo largo de los 29 años que han pasado desde aquel trágico 23 de marzo de 1994.
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